¿Es posible la unidad de la izquierda?
El pasado 18 de octubre se celebraron las elecciones al Parlament de Catalunya y muchas de las personas de este país que nos consideramos progresistas, con el permiso del Sr. Arenas, nos quedamos con el sabor agrio que dejan todas las derrotas electorales, sean dulces o amargas. Pero ese sabor agrio aún es mayor cuando se comprueba, al analizar los resultados electorales, que sumando los votos que obtuvo la candidatura presentada por Esquerra Unida i Alternativa, Pascual Maragall sería el próximo President de la Generalitat de Catalunya. ¿Eran insalvables las diferencias programáticas e ideológicas que les separaban de las candidaturas presentadas por el PSC-IC-Els Verds-Ciutadans pel Canvi, como para tener la necesidad de presentar una candidatura diferenciada que no tenía posibilidades de obtener representación parlamentaria?
Estamos viviendo en un mundo en el que el proceso imparable de globalización de la economía está llevando a que las grandes decisiones en política macro-económica se tomen en organismos supranacionales y por tanto el grado de incidencia de los gobiernos de los diferentes estados disminuye considerablemente. Por ello, en las democracias de los países desarrollados, el debate sobre las prioridades de intervención política se centra mucho más en los aspectos relacionados con la política de empleo y las políticas sociales, en la profundización de la democracia, en las formas de participación de la ciudadanía en la resolución de sus problemas cotidianos; en definitiva, en las políticas que permitan alcanzar mayores cotas de solidaridad y libertad.
En los últimos 20 años se ha producido un avance notable en las prestaciones sociales, pensiones, sanidad, educación, que el Estado garantiza a la inmensa mayoría de los ciudadanos y ciudadanas (no hay que olvidar que todavía no se ha llegado a todos), lo que ha llevado a que haya ciertas cosas que el gobierno del PP ya no puede atacar frontalmente. Pero, esta situación también nos lleva a tener claro que en el momento actual no basta con decir, por ejemplo, que estamos a favor de la sanidad pública o de la escuela pública frente a la política privatizadora del PP. Habrá que analizar, siguiendo con el ejemplo, qué cosas funcionan bien y cuáles mal en la escuela y la sanidad públicas y, a partir de esa reflexión, debatir las propuestas necesarias para su mejora. La reflexión y el debate en común sobre los principales problemas de la sociedad actual, es la que nos puede permitir conocer las coincidencias y las discrepancias que tengamos los ciudadanos y las ciudadanas progresistas, seamos o no militantes de las diferentes organizaciones de la izquierda.
Pero para que esto se haga realidad en el Pais Valencià es necesario un cambio profundo en las formas de hacer política. No se puede avanzar en esta dirección desde los enfrentamientos entre los militantes de un mismo partido político o las descalificaciones sistemáticas entre las diversas organizaciones de la izquierda, ni estando más preocupados por ver quién consigue una solución para los intereses de la mayoría de la población que en la consecución de esa solución. Tampoco es útil intentar utilizar las crisis de un determinado partido político para decir que "el otro" es la única alternativa válida al gobierno del PP.
Este tipo de actuaciones son las que provocan que los ciudadanos progresistas puedan llegar a olvidar que el adversario político principal es el PP, ya que las opciones políticas que los pretenden representar también "lo olvidan" con su forma de hacer política. También estas actuaciones invitan a algunos a quedarse en casa en las citas electorales y de ahí los preocupantes índices de abstención que se están produciendo.
Y volviendo al principio de este artículo, ¿los ciudadanos y ciudadanas progresistas del Pais Valencià vamos a ser capaces de llegar a acuerdos para elaborar una alternativa sólida y creíble a la actual situación política?, ¿son tan insalvables las diferencias programáticas e ideológicas como para favorecer que siga gobernando Aznar en Madrid y Zaplana en Valencia?
Algunos pensamos que se debería hacer un esfuerzo importante para llegar al máximo de acuerdos posibles para las próximas elecciones generales, acuerdos que como mínimo se deberían concretar en la presentación de una candidatura conjunta al Senado y en el inicio de un trabajo en común entre todos los partidos políticos progresistas del Pais Valencià para que junto con todos los ciudadanos y ciudadanas progresistas que quieran trabajar en esta dirección, seamos capaces de elaborar una alternativa política que se materialice en las próximas elecciones autonómicas.
Muchos estamos convencidos de que trabajando en esta línea, debatiendo y elaborando propuestas con la participación de todos los ciudadanos y ciudadanas progresistas, seremos capaces de volver a ilusionar a la mayoría de la población en el nuevo proyecto de cambio que necesita nuestra sociedad.
Miguel Soler. Militante del PSPV-PSOE y Portavoz del colectivo Entesa per la unitat dels socialistes.
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