Pujol pide más dinero y poder en un discurso continuista que buscó el apoyo del PP

El candidato a la presidencia de la Generalitat por Convergència i Unió (CiU), Jordi Pujol, sintetizó ayer, en su discurso de investidura ante el Parlamento catalán, los ejes básicos de lo que ha sido su modelo desde 1980: incremento del autogobierno sin reforma del Estatuto y mejora del sistema de financiación. Más dinero y más poder. Sus propuestas, en línea continuista, fueron lo suficientemente ambiguas como para satisfacer al Partido Popular (PP), y con pretensiones de no molestar en exceso a Esquerra Republicana (ERC), formaciones ambas con las que CiU negocia la investidura.

El discurso para la sexta investidura de Jordi Pujol como presidente de la Generalitat fue por las sendas de lo sabido y lo previsible. Así opinaron ayer incluso algunos dirigentes de la propia coalición nacionalista después de oír la intervención de su jefe de filas, que duró una hora y cuarto. Hoy se espera que se produzca el auténtico discurso de Pujol, cuando responda a los dirigentes del resto de partidos políticos. El presidente catalán en funciones preparó ayer concienzudamente con su Gobierno elementos para su réplica a la oposición. O sea, que hoy bajará al terreno de lo concreto las propuestas que ayer camparon por el dominio de los grandes principios.Los argumentos que blandió Pujol ante los 135 parlamentarios se sintetizan en los siguientes puntos: aumento del techo del autogobierno, mejora de la financiación autonómica; reforzamiento del Estado de bienestar y crecimiento económico.

Para la legislatura que comienza fijó cinco prioridades en cuanto a la consecución de más poder político: recuperación del concepto de competencia exclusiva, modificación de una serie de leyes en un sentido más autonomista; aplicación de la Administración única; participación efectiva en la toma de decisiones referentes a instituciones europeas y mejora sustancial de la financiación.

Pujol citó en concreto un total de 61 leyes, en 35 de las cuales el Tribunal Constitucional, según el candidato a la reelección, "ha reconocido expresamente un margen legislativo más favorable a la autonomía". El presidente en funciones acusó al Gobierno central de querer reducir el Parlament y el Gobierno catalán a algo "marginal y secundario" y mencionó como ejemplo las presiones ejercidas en este sentido por el PSOE y el PSC, aunque en ningún momento citó por su nombre al PP, su actual aliado, al que se refirió con la vaga alusión de que esta actitud "no se ha corregido, ni de lejos".

En toda la intervención del candidato a la investidura no hubo alusiones a la reforma del Estatuto de Autonomía ni de la Constitución, aunque sí referencias a profundizar en el autogobierno, en un intento más para no molestar a sus probables socios directos o indirectos de investidura: el Partido Popular y Esquerra Republicana.

¿Qué persiguen las propuestas políticas de Pujol? Pues, según el candidato a la presidencia: "Un país politicamente libre. Un país democrático y respetado y reconocido en su identidad. Un país con poder propio, con la última palabra en todo aquello que le es básico para su personalidad como pueblo y también en todo aquello que un país tiene la obligación de propocionar para el bienestar de sus ciudadanos, su seguridad y su promoción".

No hubo ni novedades ni grandes concreciones y Pujol se limitó a resumir las cuatro conferencias pronuciadas a lo largo de este año y que se sintetizan en reclamar más autogobierno y mejora del sistema de financiación autonómica. Para alcanzar estos objetivos Pujol pidió el consenso de todas las fuerzas políticas catalanas. Pero el presidente en funciones no evitó pintar con tintes oscuros la situación actual de Cataluña. "Muchos de los que nos miran desde fuera valoran mucho lo que hemos hecho y lo que hacemos. Pero nosotros, que queremos obtener una muy buena marca en esta carrera, sabemos que nos hacen correr en condiciones de inferioridad", subrayó. El candidato incluso llegó a argumentar que el poder central, con el que mantienen alianza desde 1996, "amenaza y limita el poder político que el Estatuto y la Constitución" otorgan a Cataluña. Esta interpretación restrictiva, a juicio de Pujol, pone en peligro el futuro y la propia identidad de Cataluña "como nación".

"Hay una presión muy fuerte para reducir nuestra influencia y para aplicar el Estatuto a la baja. Para no aplicarlo con el espíritu con el que fue concebido. El poder político que nos otorgan el Estatuto y la Constitución está constantemente amenazado de sufrir recortes. La presión persiste y no proviene sólo de las instancias políticas, sino de todo el peso de la Administración española", enfatizó.

Política social

En línea con el programa electoral de CiU, Pujol quiso llevar las reivindicaciones nacionalistas al terreno social, con el fin de que puedan ser compartidas por sectores alejados de esa ideología convergente. Así, llegó a proponer grandes debates sociales sobre la reforma educativa, las políticas de apoyo a la familia y los valores éticos y morales de la sociedad. Ni una sola referencia al primer gran debate que deberá afrontar de forma inminente: el del control político de los medios de comunicación públicos, impuesto por todos los partidos parlamentarios excepto CiU.Estas continuas citas a los grandes debates del futuro fueron consideradas por la oposición como fugas hacia adelante, en un intento de llevar el discurso de investidura a un terreno poco comprometido y que no levantara ampollas. Pero anoche ERC avanzaba que votará no en la primera vuelta de la sesión de investidura, que se celebra hoy, y los populares aún se movían entre la abstención y el sí.