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La oposición dice que sólo tres de los 22 centros de salud previstos son nuevos

Las nuevas fórmulas de gestión sanitaria que reflejan los presupuestos para el año 2000 son "altamente perjudiciales para la salud", según la oposición, que ayer criticó las cuentas de la Consejería de Sanidad para el próximo ejercicio que presentó en las Cortes el titular del departamento, José Emilio Cervera, porque de los 22 nuevos centros de salud que promete, sólo tres son nuevos.

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Para valencianos

Cervera abrumó con una riada de cifras a los miembros de la comisión parlamentaria por la que estos días desfilan los componentes del Gobierno valenciano. Ayer lo hicieron los responsables de Sanidad, de Bienestar Social y de Agricultura y Pesca. En su comparecencia, Cervera destacó que los presupuestos de Sanidad para el próximo año abren una nueva etapa, en la que el eje central del sistema sanitario será el paciente. Un nuevo modelo de financiación sanitaria que permita corregir los "desajustes" del sistema actual, la apuesta por la asistencia universal, el aumento de los recursos humanos y materiales y la modernización de los equipamientos de alta tecnología de la red sanitaria son los principales objetivos de Cervera para el próximo ejercicio. Según el consejero, los presupuestos se "ajustan a la realidad valenciana", son "moderadamente expansivos" y tienen carácter "social".Pero la oposición no lo ve así: "engañosos", "fraudulentos", "oscurantistas", "irreales", "despilfarradores", "antisociales" y "opacos" fueron algunos de los adjetivos que utilizaron los portavoces de la oposición, Ángela Llinares, de Esquerra Unida (EU), y José Camarasa, del Grupo Socialista-Progresista, para calificar el proyecto presentado por Cervera. Llinares aseguró que con este presupuesto de carácter "privatizador", que "profundiza las carencias" de años anteriores, se produce un "retroceso de la sanidad pública". La diputada de EU denunció que de los 22 centros cuya construcción se anuncia, sólo tres son "nuevos", ya que los 19 restantes están "abonados" a los presupuestos desde hace años. "Está claro que quieren acabar con la red pública", sentenció Llinares, que concluyó: "Las nuevas formas de gestión sanitaria son altamente perjudiciales para la salud". Unos sistemas de gestión que ayer también criticó Pilar Navarro, secretaria estatal de Sanidad de UGT, porque "además de no aumentar la calidad, disparan los costes".

Camarasa criticó el proyecto prespuestario por "insuficiente", preguntó dónde están los 30.000 millones de pesetas que Eduardo Zaplana prometió para la reforma de La Fe y se interesó por cuánto dinero se destinará a la compra de alta tecnología.

Cervera pidió a la oposición que abandonara la "terminología apocalíptica" y que pierda la "fijación" por la privatización y la externalización de servicios. "No debemos demonizar al sector privado", afirmó el consejero, quien justificó que "no hace falta" que el presupuesto incluya los 30.000 millones de La Fe. Respecto a la compra de alta tecnología -el consejero anunció hace unos días su propósito de introducir medios del sector privado en los hospitales públicos-, Cervera se limitó a señalar: "Cuando toque invertir, se hará".

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