"Enfermeras y médicos han de aprender a tratarse de igual a igual"
La profesión de enfermería, en el siglo XXI, dará un vuelco. Seis millones de europeos pertenecientes a este colectivo reivindican su autonomía profesional. "Sólo rendiremos cuentas a nuestro grupo. La vieja jerarquía está muerta", afirma con rotundidad la irlandesa Ainna Fawcett-Henesy, responsable de la sección de Enfermería y Matronas de la Oficina Regional Europea de la OMS.Fawcett-Henesy estuvo la semana pasada en Sevilla y habló, en la Escuela de Enfermería del hospital Virgen del Rocío, de los nuevos retos que van a planteársele a este colectivo en Europa. Los hospitales, aseguró, dejarán de ser esas grandes empresas generadoras de empleo para la enfermería. En la próxima década, vino a decir, esta profesión sufrirá un doble cambio. En lo personal, las enfermeras tendrán que especializarse más, así como reivindicar y asumir nuevas funciones; en lo profesional, el reto está en conseguir que médicos y enfermeras aprendan a tratarse de igual a igual.
Pregunta. Entonces, las enfermeras ya no van a tener que obedecer a los médicos.
Respuesta. No es exactamente eso. La tendencia, y éste es el objetivo que perseguimos desde la OMS, es que, al estar suficientemente formadas, puedan mantener sus criterios profesionales y defender su autonomía.
P. ¿Y dónde trabajarán estas enfermeras?
R. Fundamentalmente, en el ámbito de la comunidad y en la familia. La atención primaria será el espacio en el que la futura enfermería encuentre su campo de actuación. Desde luego, va a ser aquí donde halle más posibilidades de desarrollarse.
P. ¿Cómo ha de ser esa enfermera de familia que usted anuncia?
R. Ante todo, una persona formada y dispuesta, a su vez, a aprender constantemente. Incluso tendrá que especializarse. Hay colectivos, como el de los ancianos o el de las personas que sufren depresiones, cada día más amplios, que requieren cuidados específicos. Por eso digo que el trabajo de la enfermera, que es distinto al del médico, debe ser autónomo, aunque integrado siempre en un equipo, claro.
P. Dice usted que esta profesión necesita ser reconocida.
R. Sí, son muchos los datos de nuestro trabajo que nunca afloran. Por ejemplo, entre el 40% y el 60% de los presupuestos sanitarios se gasta en cuidados de enfermería. Pero, hasta ahora, nunca se ha sabido bien en qué consisten esos gastos. Las enfermeras tenemos que aprender a mostrar qué hacemos, cómo y por qué lo hacemos. Si no, no podremos luego solicitar más recursos para desarrollar nuestra profesión, para investigar... Si no aclaramos y difundimos nuestro trabajo, los Gobiernos nunca lo dotarán de recursos.
P. ¿Quiere decir que de las enfermeras se ignora su labor, o, simplemente, no se entiende?
R. Exacto. Y sin embargo, el trabajo de una enfermera es igual de importante que el del médico. Hay estudios que demuestran que los pacientes no se enteran del 80% de lo que les dice el doctor. Por el contrario, la relación cordial con las enfermeras produce, se ha comprobado también, mejorías asombrosas. Si un enfermo pregunta qué contiene una pastilla, para qué sirve, o qué alternativas tiene, quien se lo resuelve y le tranquiliza es la enfermera.
P. Volviendo a los hospitales, ¿cómo serán en el futuro?
R. Mucho más pequeños que los que hay ahora y más especializados, dotados de alta tecnología y dedicados al tratamiento de patologías agudas o muy específicas. Habrá muy pocas enfermeras trabajando en ellos. Ya he dicho antes que el futuro de nuestra profesión está en el ámbito de la comunidad. En el próximo siglo, el destino del enfermo será curarse en su propia casa, porque el hospital también hace daño, y además habrá que optimizar y racionalizar al máximo los recursos.
P. ¿Es ésta, entonces, la política sanitaria que se promueve desde la OMS y en la UE?
R. Sí. Para la OMS en general y para la UE en particular, la promoción de la salud es prioritaria. Hoy, las políticas sanitarias no van tanto encaminadas a curar la enfermedad como a prevenirla. El otro gran pilar en el que la enfermería debe apoyarse en el futuro es el de la participación; ningún profesional deberá trabajar solo. De ahí la importancia que cobra el papel de la enfermera y su contacto directo con la familia, con la pequeña comunidad, con los centros de atención primaria y sus médicos...
P. Y si la enfermería eleva el nivel y participa en la gestión de la salud, ¿influirá también, positivamente se entiende, en los costes para el sistema, no?
R. Sí, sin duda. A mayor calidad de la enfermería, más ahorro para el sistema sanitario; eso está claro. Se sabe que un porcentaje importante de las prescripciones terapéuticas fracasan porque no se hace partícipe de ellas a la enfermería, o porque la enfermera no las conoce, o sencillamente las ignora.
P. ¿Qué cualidades van a requerirse de una enfermera?
R. La primera de todas, que sea comprensiva, humana; esto no es novedoso, porque siempre se ha exigido que fuera así. Pero también deberá ser competente, estar muy bien formada. Que sea consciente de su trabajo y muy profesional. Eso le dará confianza. Por último, deberá asumir su trabajo como un compromiso ineludible. Bueno, lo que estoy diciendo es que ésta es una carrera universitaria, no un simple trabajo, y que es tan importante que debe intervenir e influir en la gestión del hospital. ¿Cómo? Hablando, denunciando, participando, proponiendo, informando...
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