_
_
_
_

El Gobierno de EEUU se muestra abierto a negociar un acuerdo con Microsoft

La compañía prefiere prolongar el proceso judicial y recurrir a tribunales superiores

Los abogados del Departamento de Justicia de EEUU han mostrado públicamente su disposición a mantener negociaciones con Microsoft para llegar a un acuerdo extrajudicial que cierre el proceso antimonopolio contra la compañía de Bill Gates. A pesar de la gravedad de las acusaciones judiciales contra Microsoft -considerada un monopolio dañino para la innovación tecnológica y los consumidores-, la compañía de Seattle todavía parece reticente a un pacto con el Gobierno y valora sus posibilidades de victoria si en el futuro recurre a tribunales superiores.

Más información
Los problemas de Gates no deprimen a Wall Street
Microsoft consigue paralizar seis demandas antimonopolio en EEUU

Horas antes de que el pasado viernes el juez Thomas Penfield Jackson acusara a Microsoft de prácticas monopolistas graves y abuso de posición dominante, la industria informática daba por hecho que el magistrado adoptaría una posición tibia para facilitar unas negociaciones equilibradas entre acusados y acusadores. La dureza inusitada de sus conclusiones deja ahora en una incómoda posición negociadora a Bill Gates.Esa desfavorable posición de partida que ahora tendría la compañía en unas hipotéticas conversaciones hace que los abogados de Microsoft se inclinen más hacia el trámite legal que hacia el pacto con el Gobierno de EEUU.

Mark Thomas, portavoz de Microsoft, aseguró ayer a EL PAÍS que el camino judicial "es muy largo" y que "esperan agotarlo". Thomas se negó a confirmar posibles contactos de cara a un acuerdo extrajudicial: "Hace tiempo el Departamento de Justicia y nosotros decidimos que los contactos, si los hubiera, serían secretos", aseguró Thomas, que rechazó valorar por qué fracasaron las conversaciones que las partes mantuvieron hace algo más de un año.

Cuando las conclusiones sean firmes y las sanciones estén dictadas, Microsoft puede optar por recurrir directamente ante el Tribunal Supremo o acudir antes a la instancia intermedia del tribunal de apelaciones. La posición beligerante que todavía parece mostrar Microsoft se corresponde con un hecho objetivo: la compañía tiene un largo historial de derrotas en tribunales inferiores convertidas en victorias después de la apelación. De hecho, los abogados de Bill Gates lograron el año pasado que un recurso anulara una orden judicial firmada por el mismo juez que ahora les acusa de prácticas ilegales, el magistrado Thomas Penfield Jackson. El juez había ordenado a Microsoft la retirada cautelar de todos los componentes de Internet incorporados en Windows 95, lo que obligaba a la compañía a la edición de una nueva versión de este sistema operativo. El tribunal de apelaciones no sólo canceló esa orden, sino que la calificó como "improcedente".

Charles James, abogado especializado en demandas antimonopolio, aseguró a EL PAÍS que el acuerdo es "improbable". Según James, "será muy difícil combinar el deseo del Gobierno de aplicar un remedio estructural (como la ruptura de la compañía en pequeñas empresas) y la negativa de Microsoft a cualquier medida que conlleve una reestructuración sustancial".

Aunque Bob Herbold, uno de los máximos responsables de

Microsoft, aseguró en la

cadena ABC que no hay nada que les gustaría más que llegar a un acuerdo, son los representantes del Departamento de Justicia los que ponen la oferta de diálogo encima de la mesa. "El acuerdo está entre las posibilidades", aseguró el fiscal Joel Klein, el peso pesado en el equipo del Gobierno de EEUU. Según Klein, "haría falta un acuerdo que refleje los cargos que el juez ha planteado, un acuerdo que genera opciones para el consumidor, innovación y competitividad en el mercado".

Es ese concepto -"innovación"- el que todavía ofrece una doble interpretación en el caso Microsoft. Bill Gates ha comprado publicidad en los principales periódicos del país para publicar una carta abierta dirigida a sus "consumidores, socios y accionistas". En el texto Gates repite: "Estamos entregados a resolver esta cuestión de forma justa y responsable, asegurándonos de que se protegen los principios fundamentales de beneficio al consumidor e innovación". Según Gates, este caso gira en realidad sobre "si una empresa americana puede o no mejorar sus productos en beneficio del consumidor".

Cambio presidencial

La posibilidad de que Microsoft se incline hacía la vía de los recursos está avalada también por una razón que apuntan los analistas políticos: la compañía es consciente de que las encuestas presidenciales en EEUU adelantan un cambio de poder a finales del año próximo. Un nuevo presidente republicano renovaría las caras y los cargos en el Departamento de Justicia. Microsoft sabe que cualquier fiscal será más benévolo que los actuales en una mesa de negociación. La empresa de Gates puede ir consumiendo vías judiciales y saltar hacia un posible acuerdo cuando considere que las condiciones son más favorables.Entretanto, Microsoft puede seguir haciendo programas y negocios sin alterar su ritmo de integración de productos. Por eso, America Online -actual dueña de Netscape, la compañía que originó la demanda- aseguró ayer en un comunicado que "debe buscarse un remedio rápido y efectivo que proteja al consumidor y evite que Microsoft mantenga o use su poder de monopolio en el futuro".

Sólo hay una opción descartada en la resolución de este caso: las sanciones meramente económicas. Según el fiscal Klein, el Gobierno de EEUU está preocupado "por la competitividad: esto no es una acción penal, no buscamos indemnizaciones", aseguró.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_