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A la vera de la cloaca

Casi no pueden respirar y les gustaría, al menos por la noche, aislarse del pestilente ambiente que les rodea. Los vecinos de Orihuela sufren constantemente estas molestias, aunque en algunas zonas de la huerta el olor se hace más insufrible dada la proximidad del cauce del Segura, y en concreto de una acequia o azarbe que discurre paralelo a las casas, de donde emanan los insoportable efluvios. Los vecinos más afectados por la contaminación ambiental son los de la pedanía oroliana de El Arenal, situada junto a la acequia El Merancho.Unas 40 casas alineadas junto a este azarbe, en el límite de la provincia de Alicante con la vecina Murcia, soportan diariamente los efluvios pestilente del agua que circula por el canal. "A menudo el color del agua es totalmente amarillento, lo que demuestra que son sólo purines de cerdos", explica José Antonio Noguera, un vecino del lugar.

Esta acequia, que nace en Murcia, recoge aguas sobrantes de regadíos y vertidos de toda la zona de la huerta de La Vega Media (también en la provincia de Murcia) por donde circula hasta llegar al cauce del río Segura en donde desemboca ya en la pedanía oriolana de El Arenal.

Por tanto, el cauce de la acequia discurre casi íntegro por tierras murcianas y por un área donde proliferan las granjas porcinas y otras industrias de transformación vegetal. Los vecinos lo tienen claro. Según ellos, estas granjas vierten por la noche los purines de cerdos al azarbe. "Algunas granjas porcinas tienen las balsas tan pequeñas que se llenan en un solo día. De ahí, que tengan que vaciarlas por la noche directamente a la acequia", comenta Noguera. "El olor es tan fuerte que te revuelve el estomago", añade. Rosario Cascales, otra vecina, asegura que, en muchas ocasiones, tiene que volver a lavar la colada recién hecha: "La ropa huele tan mal, que tengo que perfumarla antes de guardarla". Pero no sólo la ropa, sino cualquier elemento externo (persianas o cortinas) queda impregando de olor y, además, adquiere un color "entre marrón y negruzco".

Los efectos de esta contaminación son más notables en verano, por el calor. Aunque durante todo el año los vecinos se ven obligados a mantener cerradas a cal y canto puertas y ventanas de sus viviendas para evitar que el olor se cuele en sus domicilios. "Durante la noche el olor es tan desagradable que no se puede explicar, para saberlo hay que estar aquí", señala la anciana Concepción Esquiva, quien todavía recuerda con nostalgia los tiempos en que era posible beber agua de la acequia. "Pero de eso hace muchos años, cuando no había fábricas ni granjas de cercos", añade.

Los vecinos, hartos de soportar los olores ante la pasividad de las autoridades, aseguran que van a iniciar una campaña de denuncia pública. "Vamos a trasladar los hechos al Seprona [el servicio de protección de la naturaleza de la Guardia Civil] y también iniciaremos una campaña de recogida de firmas", dice Noguera. "No podemos seguir respirando un aire tan pestilente y, además, nocivo porque, aparte de los malos olores, también se producen emanaciones de gas", concluye este vecino.

Mientras, el presidente de la Diputación de Alicante, Julio de España, anunció ayer que el área de Medio Ambiente continuará con la política de clausura de vertederos a lo largo del cauce del Segura. Asimismo, se pondrá en marcha una campaña divulgativa de los valores del río Segura. "El objetivo", comenta De España, "es que los habitantes de la Vega Baja y los del resto de la provincia valoren el río no sólo por su potencial agrícola, sino también económico y cultural". El presidente de la corporación provincial subraya que la campaña incluirá la creación de áreas de visitas al cauce y la proyección de un video en las escuelas.

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