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Reus revisa con una exposición la figura del escultor Joan Rebull en el centenario de su nacimiento

Un conjunto de 166 obras del escultor Joan Rebull (Reus 1899-Barcelona 1981), entre esculturas, dibujos y documentos diversos, permiten observar, en el Museo Salvador Vilaseca de su ciudad natal, la evolución de un artista que pretendió una renovación del panorama escultórico catalán. La exposición presenta una minuciosa selección cronológica de las obras del artista. Rebull, a quien en un principio se le quiso emparentar con el noucentisme, huyó de esta catalogación, ya que se sentía más próximo al vanguardismo. La retrospectiva, que acoge también una reconstrucción del taller que el escultor tenía en Tarragona -y que se ha realizado gracias a la conservación de fotografías del mismo-, se estructura en siete ámbitos, que van desde el aprendizaje, pasando por su exilio forzoso, su consolidación y las obras públicas que el escultor ha legado. Entre ellas, las de la ciudad de Reus, como la Pastoreta, la Pubilla y La negació de Sant Pere.

La formación del artista, vocacional, se llevó a cabo en un taller de imaginería de la capital del Baix Camp; gracias al apoyo de alguno de sus coetáneos, enseguida se trasladó a Barcelona, donde acabó estudios en la Escola de la Llotja. Comienza a depurar su estilo y se inicia su etapa policroma en busca de una "verdad plástica". Las influencias mediterráneas, romanas y egipcias acaban de definir su estilo: obras estáticas, retratos de mujeres hieráticas, policromatismo, etcétera. Es en esta época cuando se inicia su contacto con las vanguardias y cuando se deja influenciar por el primitivismo de Picasso.

Durante su exilio en París -desde 1939 hasta 1948-, su estilo se consolida y redunda en los retratos de miembros de su familia, así como de mujeres desnudas tumbadas, muy reiterados. Comienza a destacar con la realización de escenografías para el Teatro de la Moda de París y el British Gas Council de Londres. En Cataluña, continúa con sus retratos familiares y desnudos femeninos que le llevarán a ganar el Gran Premio de Escultura en la III Bienal Iberoamericana.

Posteriormente, su obra destacará en la creación de espacios públicos. Con la colaboración de arquitectos, aporta mayor solemnidad en sus esculturas y recibe el encargo de un gran número de ayuntamientos, como Barcelona, Tarragona y Reus.

El Museo Salvador Vilaseca fue el benefactor del artista, al que legó el material conservado en el taller para protegerlo de su dispersión. Ahora, es el propio museo, con la colaboración de la Fundación La Caixa y bajo el comisariado de Assumpta Rosés, el que rinde homenaje a Rebull hasta el 9 de enero.

Finalizada su estancia en Reus, la exposición se trasladará a Lérida y a Gerona. Además de esta exposición retrospectiva, la ciudad de Reus ha organizado de forma paralela una serie de conferencias y mesas redondas sobre el autor y la escultura en Cataluña. Asimismo, se ofrecen visitas guiadas en la ciudad de Reus para la contemplación de la obra pública del artista.

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