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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Desde Suiza

Me alegro de ver que EL PAÍS se hace eco de la catástrofe que sucede estos días en este país. Durante los últimos años, los españoles en Suiza hemos tenido que sufrir física y psicológicamente lo que significa vivir en un país en el que poco a poco se nos quiere convertir en los culpables de todos los males. Por fin la opinión pública del mundo entero se entera de lo que aquí pasa y por fin se acaba con los viejos mitos.Durante décadas, en Europa, también en España, se veía a Suiza como el país de Heidi; aquí había mucho dinero y mucha tolerancia, democracia, neutralidad y trabajo. Muchos españoles que hoy residen en España han vivido la versión chocolate de Suiza y muchos se siguen creyendo las leyendas de un país modelo.

En este país, los españoles vivimos desamparados por el Estado español, ya que no pertenecemos a la Unión Europea ni formamos parte de la famosa "emigración a las Américas". Los 100.000 españoles de este país somos una cantidad irrelevante para la vida pública española. Prueba de ello es que varios países con ciudadanos en Suiza se han mostrado preocupados públicamente tras la victoria electoral de los nacional-conservadores de Blocher, e Israel incluso anima a los judíos a abandonar Suiza y Austria por su propia seguridad.

Los ataques políticos a los que nos vemos expuestos los inmigrantes en este país son cotidianos, el menosprecio en el mercado laboral es patente y las agresiones físicas aumentan progresivamente según lo oscura que sea la piel de cada uno. Sé que, lamentablemente, también en España la xenofobia y el racismo son fenómenos cada vez más frecuentes. Les pido a aquellos españoles que se consideran superiores a los inmigrantes marroquíes y suramericanos que tengan en cuenta que en Suiza los marroquíes somos nosotros. Después de los comicios electorales en las dos repúblicas alpinas, Europa no puede pasar al orden del día. Ya una vez en Europa se precipitaron los acontecimientos por haber cerrado los ojos y por haber ridiculizado el fenómeno del nacionalismo fascista.

Mientras los de Blocher nos inculcan que somos una raza inferior y culpables de todos los problemas de Suiza, hay compatriotas en España que proclaman nuestra superioridad. Seamos realistas y sinceros, todos somos humanos y tenemos derecho a una existencia digna, aunque en Suiza y Austria empiecen a dudar de esta evidencia.

Los suizos han votado a Blocher por varias razones: protesta, solidaridad con el que nadie quiere, simpatía con sus tesis xenófobas, conviccion de la propia superioridad y un largo etcétera. Pero la razón más evidente ha sido la de la insolidaridad. En 1992, él les prometió que la no entrada en el espacio económico europeo no tendría consecuencias negativas, y así ha sido. Blocher ha conseguido humillar a la Unión Europea en las negociaciones bilaterales, demostrando que Suiza puede con todos. La Unión Europea, y sobre todo España, Portugal e Italia, ha perdido la oportunidad de defender a sus ciudadanos en este país. El balón ahora está en el campo del Parlamento Europeo; sólo ellos pueden bloquear unos acuerdos bilaterales que venden los derechos de los europeos por unas cuantas naranjas y unos litros de aceite. El mundo no puede seguir ignorando lo que pasa en Suiza; este país es el único (excepto el Vaticano, Taiwan y Vatuno) que no pertenece a las Naciones Unidas (ONU); sin embargo, la sede de dicha organización está en Ginebra y los miles de millones de contribuyentes de todos los Estados del planeta se gastan en esa ciudad. Con su secreto bancario acumula los billones de los dictadores del mundo y no duda en usurpar los bienes de las víctimas.- .

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