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13 años de cárcel para el cabecilla de la revuelta estudiantil de julio en Irán

El economista Manucher Mohammadi, de 35 años de edad, juzgado por el Tribunal Revolucionario de Teherán como "principal cabecilla" de la revuelta estudiantil que sacudió el régimen islámico iraní el pasado mes de julio, ha sido condenado a 13 años de prisión. La pena le ha sido impuesta por el mismo tribunal religioso que en septiembre condenó a muerte a otros cuatro "cabecillas" de la misma revuelta. Para los analistas de la situación iraní, la levedad relativa de la sentencia, que se esperaba de muerte, es una buena señal.

Mohammadi confesó su participación en los incidentes frente a las cámaras de televisión, ante las que apareció con el rostro tumefacto, pocos días después de que finalizaran los incidentes que acorralaron al régimen entre el 8 y el 12 de julio. El compareciente aseguró que había estado en contacto con grupos extranjeros y que había preparado la movilización durante varias visitas que realizó a Estados Unidos y Turquía. Las autoridades iraníes anunciaron tras la revuelta haber detenido a 1.500 personas, una tercera parte de las cuales fueron inmediatamente liberadas. El resto fueron sometidas a diferentes procedimientos disciplinarios. Las detenciones se centraron en la militancia del Partido del Pueblo de Irán, que agrupa a sectores nacionalistas laicos, partido que fuera dirigido por el escritor Daryush Foruhar, asesinado misteriosamente el pasado mes de noviembre junto con su esposa.

La revuelta estudiantil de Irán, que se inició en el campus de la Universidad de Teherán, donde, según fuentes oficiales, hubo tres muertos y centenares de heridos, constituyó la movilización política más importante registrada en el país desde el triunfo de la revolución islámica en 1979.

Pese a su severidad, la sentencia es calificada de moderada por algunos analistas, en especial vistos los antecedentes de las penas capitales impuestas a otros cuatro participantes en la protesta. "Es una buena señal", decía ayer a France Presse un periodista próximo a los reformadores que encabeza el presidente Mohamed Jatamí. "La interpreto como una señal de apaciguamiento", señalaba otro experto en la escena política iraní.

En Teherán existe también expectación por la sentencia que el tribunal de prensa de Teherán vaya a dictar, probablemente mañana, en el caso de tres estudiantes y un profesor juzgados recientemente por la publicación de una pieza teatral cuyo contenido fue considerado por las autoridades como constitutivo de blasfemia. El texto es un diálogo entre un joven miliciano radical islamista y el duodécimo imam, el escondido, sobre la situación interna del país y la desorientación provocada por los últimos acontecimientos políticos.

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