Clinton y Prodi tratan de evitar un enfrentamiento comercial en la OMC
A un mes de la gran cumbre comercial de Seattle, Bill Clinton y Romano Prodi limaron ayer algunas de las diferencias entre Estados Unidos y la Unión Europea, según declaró a su salida de la Casa Blanca el presidente de la Comisión Europea. "Estados Unidos y la Unión Europea", dijo Prodi, "irán a Seattle con una agenda mucho más coordinada". Clinton, no obstante, consiguió que el capítulo agrícola, el que más preocupa a EE UU, dominara la conversación.Prodi insistió en que no había viajado a Washington para negociar, sino para establecer un primer contacto personal con el presidente norteamericano. Su entrevista con Clinton, de algo más de una hora de duración, fue la primera desde que el italiano asumió, el pasado septiembre, la presidencia de la Comisión Europea.
"La agricultura ha centrado la conversación", reconoció Prodi al término del encuentro, añadiendo que persisten las diferencias en esa materia entre los dos grandes gigantes comerciales. EE UU denuncia con vigor la prohibición europea de productos norteamericanos, como la carne vacuno hormonada o los alimentos alterados genéticamente por empresas como Monsanto. También se opone a que la UE beneficie a determinados clientes en detrimento de los norteamericanos en el tema del plátano. Y, como en el pasado, desea que la UE desmantele su política agrícola común.
Washington querría que ese último asunto fuera uno de los ejes de la cumbre que celebrará, a finales de noviembre y primeros de diciembre, la Organización Mundial de Comercio (OMC) en la ciudad norteamericana de Seattle. El objetivo de esa cumbre es lanzar un nuevo ciclo de liberalización del comercio mundial semejante al conseguido por la Ronda Uruguay.
Prodi insistió ayer en que los dos gigantes comerciales atlánticos coinciden en el deseo de liberalizar el comercio. Pero no ocultó que la agenda deseada por Washington es menor que la de Bruselas. La Unión Europea, que alcanzó una posición negociadora común la pasada semana, querría que la Ronda Seattle incluyera la agricultura, los servicios, las tarifas industriales, las inversiones globales y reglas de competencia.
EE UU no quiere incluir los dos últimos capítulos y desea limitar a 3 años la Ronda Seattle. Los europeos, por su parte, quieren frenar la creación de monopolios mundiales norteamericanos y pretenden proteger a su industria cultural y de ocio frente a la avalancha estadounidense. "Los problemas están encima de la mesa, claramente identificados", dijo ayer Prodi. "Se pueden resolver, pero son difíciles".
EE UU y la UE llevan meses bordeando el comienzo de una guerra comercial a gran escala por temas como el plátano y la carne de vacuno norteamericana. Otra amenaza potencial a las relaciones comerciales trasatlánticas es el estudio de sanciones norteamericanas a empresas europeas con intereses hoteleros y turísticos en Cuba como la española Sol Meliá, la francesa ClubMed y la alemana LTU.
Prodi, según fuentes comunitarias, no habló ayer directamente con Clinton de este contencioso, pero, en otras entrevistas con líderes norteamericanos, se interesó sobre el estado del expediente abierto por el departamento de Estado contra Sol Meliá y las otras dos firmas europeas.
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