_
_
_
_

Sidney Pollack afirma que utiliza su "personalidad neurótica" para dirigir

El realizador presenta 'Caprichos del destino', con Harrison Ford y Kristin Scott Thomas

Elsa Fernández-Santos

Atraviesa el Atlántico pilotando su propio avión, y aunque lleva unas relucientes botas negras de punta, ni se explica ni se expresa como un vaquero. Sidney Pollack presentó ayer en Madrid su último filme, Caprichos del destino, en el que Harrison Ford y Kristin Scott Thomas establecen una extraña relación de obsesión, amistad y amor tras descubrir que sus respectivas parejas, fallecidas en un accidente aéreo, eran amantes. Ford y Scott Thomas son "unos supervivientes" que en sus comportamientos llevan, según el cineasta, mucho de su propia "personalidad neurótica".

Harrison Ford es, en Caprichos del destino, el "romántico" de la historia. Mientras que Kristin Scott Thomas se enfrenta a la muerte e infidelidad de su marido con un práctico borrón y cuenta nueva, el actor se obsesiona con el amante de su mujer hasta abandonarse en la búsqueda de datos morbosos y respuestas imposibles. "Ella es la fuerte de la película, él no entiende nada de lo que está pasando, no entiende su dolor, no sabe canalizar sus sentimientos... Sigue profundamente enamorado de su mujer", explica Pollack. "Hace 20 años", continúa el director, "el personaje de Harrison Ford hubiera sido para una mujer, él es el corazón roto. Por eso, para mí, sólo un hombre como Ford podía hacer creíble la película. No existe otro actor tan fuerte y masculino, y a la vez tan vulnerable como él. Es un intérprete prodigioso injustamente encasillado, por la industria y también por la audiencia, en películas de acción".Pollack asegura que esta película, cuyo estreno en España será el próximo 19 de noviembre, le interesó porque era una historia de amor que no podía ser ni romántica ni lírica. "No hay sitio en ella para los sentimientos. Me enfrenté a la historia como se enfrentaron los actores, sin saber muy bien cómo reaccionar ante determinadas situaciones. En la primera escena erótica entre ellos, en el coche, nos sentamos durante horas sin saber qué hacer: todo era posible, besarse y luego morderse o abrazarse y luego pegarse. No había reglas porque no había una historia de amor romántico detrás".

Sidney Pollack dice que viaja en su avión privado porque es la única manera de moverse con libertad, "no quiero que mi agenda esté atada a los horarios de los aviones y los aeropuertos". Es piloto desde hace 12 años y ha cruzado el Atlántico cinco veces ("la última me vine solo para la inauguración del Guggenheim de Bilbao, soy muy amigo de Frank Gehry") .

A sus 64 años, y tras el parón profesional que le supuso hace seis años la muerte de su hijo, sigue combinando su trabajo de director con el de productor y actor. De Mirage Enterprises, su productora, han nacido En busca de Bobby Fisher, Los fabulosos Baker Boys, Presunto inocente o Sentido y sensibilidad, entre otras. "Y mi trabajo como actor es una licencia para espiar a otros directores", añade. " O ¿es que Kubrick me hubiera dejado ver cómo rodaba Eyes wide shut si no hubiera trabajado en ella? Me gusta ver cómo se comportan otros directores. Así puedo saber que Woody Allen es de los que te dicen "haz lo que te dé la gana, cambia el guión si quieres, no estés incómodo, diviertete"; mientras que Kubrick vigilaba hasta el más mínimo e irrelevante gesto ejerciendo su poder. Si Allen persigue la improvisación de la realidad, Kubrick buscaba la ópera, la realidad estilizada, la impostura".

Para Pollack, que reclama la necesidad de volver a un cine "adulto y serio" en su país, la visión de Kubrick de las relaciones de pareja ("que son lo único que me interesa y en lo único que se basa mi cine") es mucho más conservadora que la de su película. "Kubrick no quería hablar de sexo, sino de cómo se puede mantener un matrimonio vivo sin que sea una máscara. El personaje de Nicole Kidman lo que quiere es que su matrimonio sea real y no una simple farsa. Ella busca que no le mientan. Es un asunto complicado porque existe algo inevitablemente artificioso en todo matrimonio, pero yo creo en la pareja; bueno, llevo casado 40 años con la misma mujer, así que..."

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_