"Soy el mismo de la boina roja y el fusil"
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, lleva 20 días dando vueltas por el mundo buscando dos cosas: respetabilidad para su atrevido proyecto político e inversiones con las que financiarlo. Desde el comienzo de la conversación, en la suite de un hotel madrileño, se le nota resentido por la incomprensión de sus ideas en el exterior y la superficialidad con que se le ha juzgado, pero también orgulloso de lo que ha hecho hasta ahora y convencido de que está llamado por la historia a transformar radicalmente su país. Se siente tan fuerte en su papel de líder que intenta a toda costa repartir méritos con sus compatriotas y recordar que es el pueblo el que está en el poder. "Yo me puedo morir ahora, pero el proceso seguirá", advierte.El proceso es su denominación preferida para referirse al cambio que supuso su elección como presidente en diciembre de 1998. El proceso es la reconversión del viejo sistema de dos partidos en un nuevo régimen - "absolutamente democrático", insiste una y otra vez- en el que se fomenten la honestidad y la participación de los más humildes. En su esfuerzo por eliminar las sospechas de que ese proceso sea, en realidad, la forma encubierta de un sistema autoritario, Chávez echa mano en esta conversación de pensamientos de Ortega, Rousseau, Montesquieu, Lincoln y, por supuesto, Simón Bolívar, su única referencia ideológica. Pero su mejor argumento es el rigor democrático con el que se ha cumplido hasta ahora su calendario de cambios.
Hugo Chávez, de 45 años, es un hombre convincente que demuestra en la conversación más prudencia de la que su fama le atribuye. Ha destapado todas las vergüenzas de un sistema en crisis y ahora pide confianza y tiempo para encontrar las soluciones. Su historial, particularmente su participación en la sublevación militar de febrero de 1992, obliga a mirarle con reservas. Pero Chávez intenta hoy ofrecer razones para creer en su palabra. "Muchas cosas que se han dicho sobre nosotros no tienen nada que ver con lo que está pasando".
Pregunta. Después de diez meses en la presidencia, usted parece haberse ido acomodando a un discurso más moderado. Parece que intenta usted disipar el miedo con que se le recibió. ¿Es así?
Repuesta. Yo soy el mismo, el mismo que iba con la boina roja y el fusil, el mismo de la campaña electoral, sólo que ahora, en una nueva etapa. En este tiempo han pasado muchas cosas, muchas cosas que algún día serán la admiración del mundo entero. Creo que algún día habrá que aplaudir, no a Chávez, sino al pueblo venezolano, un pueblo que tiene pasta de libertadores, de soñadores, un pueblo igualitario, un pueblo que vive sobre un territorio de enorme riqueza y que está en un 80% de pobreza, un pueblo al que le robaron la vida durante 40 años unos falsos demócratas que engañaron al mundo diciéndole que en Venezuela funcionaba la mejor democracia de Suramérica y era una gran mentira. Digo yo que habrá que ponerse de pie algún día para aplaudir al pueblo nuestro, que ha sido capaz de encontrar un camino para salir de una situación que en otros sitios y en otras épocas provocó hasta guerras civiles.
P. Usted decía en 1992: "No vamos a caer en la trampa del carnaval electoral. En la Grecia antigua funcionaba bien la democracia y no había partidos políticos". Tengo la impresión de que no opina lo mismo ahora.
R. Usted sabe que es muy peligroso leer así, descontextualizando todo. Usted está leyendo una cosa que quién sabe cómo dije yo, en qué época, en qué contexto, con qué razones. Yo he dicho que no creo en aquella democracia de aquellos partidos políticos. Es que en Venezuela los engañaron a ustedes, al mundo, durante mucho tiempo, una pila de bandidos, de ladrones, de inmorales, que, hablando en nombre de una democracia, saquearon el país, lo masacraron, lo humillaron. En esa democracia, de esos partidos, no creo, nunca creí, el pueblo no creyó. Ahora estamos construyendo otra democracia con otros partidos. Yo creé un partido que ahora es el primero del país, el Movimiento V República, y para eso pasamos tres años recorriendo el país, convenciendo a la gente, recogiendo firmas. Yo sí creo en los partidos políticos, siempre y cuando los partidos políticos sean expresión de la sociedad democrática. Yo sí creo en la democracia de partidos, pero no lo que en Venezuela se llamaban partidos. No es que yo haya ido moderando mi discurso, es que mi discurso no puede ser el mismo cuando estaba con la boina roja y un fusil que como presidente de la República aquí, en Madrid.
P. ¿No teme usted acabar siendo absorbido por el viejo sistema?
R. No tengo ese temor. ¿Sabe por qué? Porque no se trata sólo de un hombre. Si fuera yo solo sería fácilmente absorbible. Pero no se trata de mí, se trata de un colectivo muy grande, son millones de personas que han dicho basta y estamos construyendo una época nueva. La fuerza que surgió es tan grande y el pasado está tan debilitado, que es imposible que haya una absorción de este movimiento.
P. ¿No teme que todos esos millones acaben volviéndose contra usted por la frustración de que no puedan cumplirse todas sus promesas de cambio?
R. Eso puede ocurrir si hay una masa muy grande sin conciencia o con un nivel muy bajo de conciencia. Pero si a algo nos hemos dedicado es a crear conciencia en el país de que no hay milagros posibles, a crear conciencia de que la situación del país está tan gravemente deteriorada que para salir de ella va a hacer falta Dios y ayuda, va a hacer falta el trabajo intenso de todos durante un tiempo. Fíjese que nosotros ganamos las elecciones por el 57% y hoy las encuestas, que no hacemos nosotros, dicen que nuestro nivel de apoyo está por el 80%; a pesar de que no hemos hecho milagros, el desempleo sigue prácticamente igual, la situación social sigue deteriorada terriblemente.
P. Ustedes están en plena fase de elaboración de una nueva Constitución. ¿Da usted garantías de que esa Constitución va a ser plenamente democrática?
R. ¿Qué quiere usted decir?
P. Que si Venezuela va a tener una Constitución democrática.
P. Nadie debe tener ninguna razón para dudar de que el proceso constitucional está orientado hacia un resultado que garantice la democracia. Por supuesto que va a ser democrática. El proceso en sí mismo es absolutamente democrático y ésa es la garantía de que el resultado va a ser democrático. Porque, ¿qué es democracia? Esto es como una fórmula matemática, y si todos los signos son positivos, el resultado tiene que ser positivo.
P. No sería el primer caso de una persona elegida democráticamente que no conduce un proceso democrático.
R. Pero aquí no se trata de una persona. Éste es un proceso en el que el 92% de las personas acudieron a unas elecciones en las que participaron hasta los indígenas, hasta los homosexuales, los partidos políticos, los viejos, los nuevos, los gremios profesionales, en una campaña con absoluta libertad de expresión y se abrió un debate en el que se recibieron propuestas de todo el país y se discutieron en público. Y para rematar el proceso democrático, el proyecto que salga va a ser sometido a un referéndum.
P. ¿Se ha mantenido usted al margen de ese proceso constituyente?
R. Tanto es así que llevo más de veinte días fuera del país, en pleno proceso de debate vital.
P. La oposición se queja de que está usted construyendo un régimen a su medida.
R. Cuando me habla de la oposición, ¿cuál es la oposición?
P. Supongo que los llamados partidos tradicionales.
R. No sólo tradicionales, los partidos de la corrupción, los partidos que robaron al país, cuyos
principales líderes, o están fuera del país o están procesados por corrupción: Carlos Andrés Pérez, Jaime Lusinchi, Luis Herrera Campins... Ésa es la oposición, que, como último recurso, invoca esto de la dictadura, de la tiranía, pero son voces moribundas, son voces de ultratumba.P. ¿Es usted partidario de incluir en la nueva Constitución la reelección presidencial?
R. Bueno, sí, en que se modifique la reelección. Actualmente ya está permitida la reelección, sólo que después de dos periodos intermedios. Y ése es el mecanismo nefasto que le permitió al ladrón de Carlos Andrés Pérez robar y robar en el primer Gobierno, irse con los bolsillos llenos de dólares y, diez años después, volver con la cara bien lavada, con mucho dinero, para lanzarse de nuevo a la reelección y llegar otra vez a la presidencia a seguir robando. Ahora nosotros vamos a agregar algo que creo que no existe en ninguna otra Constitución en ninguna parte del mundo y que es algo más para una democracia profunda: el referéndum revocatorio. Yo fui elegido para cinco años, pero si el año que viene yo he fracasado rotundamente, bueno, el país me puede quitar el mandato que me dio, porque ésa es la idea de la democracia.
P. Si usted se presenta a la reelección, de acuerdo a la nueva Constitución, ¿sería su primer o segundo mandato?
R. Debe ser el segundo, por razones obvias.
P. Es posible que la incomprensión hacia su proyecto política tenga algo que ver con su falta de difinición como líder político, ¿no cree?
R. Yo creo que eso es caer en una terrible simplificación, porque no se puede evaluar un proceso por un solo hombre. Yo soy una consecuencia de un proceso, y no su causa, yo no estoy como el que maneja ganado llevando un rebaño por un carril. Como decía Bolívar, yo soy una débil paja arrastrada por un huracán. Vean el huracán, las causas del huracán, no la paja que va en el viento. Yo me puedo morir ahora, pero el proceso seguirá.
P. Pero, ¿cuál es su definición política?
R. Yo tengo una trayectoria hecha y estoy definido políticamente. Yo soy un revolucionario, pero un revolucionario demócrata, acoplado a un momento y a una realidad. Ideológicamente, bolivariano. Yo creo que cayó el límite entre izquierdas y derechas, creo que cayó el muro de Berlín, cayó el sectarismo, creo que hay que mirar el siglo XXI con nuevos retos ideológicos. Creo que tengo una definición ideológica, pero autóctona.
P. ¿Cuál puede ser su aportación a la pacificación de Colombia?
R. Nosotros nos hemos puesto a disposición. Yo le he dicho al presidente Pastrana, a él y a toda Colombia, que yo estoy dispuesto a hablar donde sea, cuando sea y a hablar con quien sea si eso contribuye a buscar un camino de paz. Y hemos conseguido muchas cosas. Por ejemplo, las conversaciones entre el Ejército de Liberación Nacional y el Gobierno de Pastrana estaban paralizadas, nosotros abrimos el territorio venezolano y han comenzado a conversar de nuevo en Venezuela; ahora van a La Habana. Yo he recibido en Caracas a representantes de la sociedad venezolana y he enviado representantes míos a la zona de distensión donde está la guerrilla. Hemos hecho muchas cosas y hablaremos de otras cosas que podemos hacer.
P. ¿No le preocupa a usted la creciente implicación de Estados Unidos en la situación militar en Colombia?
R. No, yo creo que el Ejército colombiano, como parte del Gobierno colombiano, es absolutamente independiente para establecer relaciones en la magnitud que ellos quieran con el país que ellos quieran. Nosotros también tenemos relaciones militares con Estados Unidos, hay misiones militares que van a Venezuela, hacemos ejercicios conjuntos. No, no nos preocupa nada.
P. ¿Apoya usted la causa del juez Garzón contra Pinochet o cree que Pinochet debería ser juzgado en Chile?
R. Como yo pido respeto para Venezuela y soy partidario de lo que llamamos la autodeterminación de los pueblos y la soberanía, he decidido no pronunciarme sobre el caso Pinochet. Eso es algo que afecta a tres Estados, a tres sistemas jurídicos, y lo que yo diga puede interpretarse como una injerencia en los asuntos de esos tres Estados.
P. ¿Le ha pedido a usted Chile que no participe en la cumbre de La Habana en solidaridad con su posición?
R. ¿A quién, a mí? No.
P. ¿Usted tiene previsto acudir?
R. Sí, claro. Eso va a ser un gran éxito. Yo tengo previsto incluso jugar al béisbol en La Habana. Yo llevo un equipo de béisbol y voy a pichear allá.
P. Usted se refirió una vez a Aznar como uno de los primeros presidentes que habían comprendido su proceso. ¿Cómo es su relación con él?
R. El presidente Aznar tuvo la deferencia de llamar para felicitarnos el día de nuestro triunfo presidencial. Yo le agradezco mucho su posición como amigo y como jefe de Estado de un país al que queremos mucho.
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