Los reflejos antes que la táctica
Pese a que es socio de honor de varios clubes y mantiene una buena amistad con el azulgrana Sergi Barjuan, quizá por una cuestión de vecindad (uno es de Seva y el otro de Les Franqueses), a Àlex Crivillé no le gusta mucho el fútbol, ni el fútbol ni los deportes tácticos, sino que prefiere los que ayudan a mejorar los reflejos, como el tenis de mesa. Épicas son sus partidas de ping pong con el padre de su novia Anna, Ramon Nogué, perico y ex directivo del Espanyol, y relajantes le resultan sus paseos a caballo por el Muntanyà. Y a las preguntas musicales y cinematográficas responde en términos generales. Los Rolling Stones y las películas de Sylvester Stallone y de Julia Roberts es lo que más sale en sus respuestas. Algo supersticioso, sobre todo con el 13 y los gatos negros, su obsesión es cuidar las manos, especialmente desde que Mick Doohan le dijo al finalizar la temporada pasada: "Àlex, si tú quieres, puedes". Y ayer pudo.
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