Una opción de Borrell

La inclusión del desmantelamiento nuclear en el programa electoral socialista ha sido costosa. No se ha tomado con precipitación. Desde hace varios años, un colectivo de militantes expertos en energía nuclear, algunos de ellos radicalmente opuestos por su asociación con usos militares destructivos, ha redactado informes para convencer a la dirección del PSOE de que debía asumir la bandera del carpetazo nuclear. Esta propuesta tenía enfrente a socialistas vinculados al área económica del partido y a quienes trabajan o han trabajado e en el sector bancario o nuclear.

Con la elección de José Borrell como candidato a la presidencia, los "antinucleares" vieron ganada la batalla, al ver que sus propuestas habían sido incorporadas íntegramente en el programa electoral del candidato.

Pero los acontecimientos jugaron en contra. En Alemania, el ministro de Finanzas y presidente del partido socialdemócrata, el radical Oskar Lafontaine, abandonaba el Gobierno en marzo y dos meses después su sosias ideológico, José Borrell, le seguía sus pasos al renunciar como candidato el Gobierno de España.

Desde mayo a octubre, en el partido socialista se ha librado una batalla por mantener intacto el programa electoral en su "vertiente nuclear".

En contra de las previsiones iniciales, el núcleo que ha asumido la responsabilidad del programa, encabezado por Juan Manuel Eguiagaray, ex ministro de Industria, ha tomado el testigo tal como lo había dejado Borrell.

Los "antinucleares" reconocen que buena parte del mérito de su victoria se debe al empeño de Cristina Narbona, que ha echado el resto para convencer a la ejecutiva socialista y al propio Joaquín Almunia de que el cierre nuclear es una apuesta valiente. Almunia dijo ayer que es la apuesta más importante que pueden hacer con la garantía de que las tarifas eléctricas no subirán.