Crivillé partirá undécimo en Río

La 11ª posición que consiguió ayer en los entrenamientos para el Gran Premio de Río no dejó satisfecho a Àlex Crivillé. Hoy, a las 15.15 horas (TVE-1), arrancará desde la tercera fila de la parrilla con el objetivo de mejorar al menos una posición durante la carrera. Terminar décimo le convertirá en el nuevo campeón del mundo de 500. Para culminar el sueño de toda una vida, el noi de Seva tiene por delante sólo 24 vueltas al autódromo Nelson Piquet. Son 118 kilómetros que puede afrontar con relativa prudencia y tranquilidad.Sin embargo, los dos sustos que se llevó ayer durante los ensayos clasificatorios le recordaron que aún falta ese poco y que las motos no son amigas ni de tipos tan encantadores con Àlex. Estuvo a punto de caerse cuando intentaba forzar la máquina, y prefirió no arriesgar. Acabó a menos de un segundo del mejor tiempo logrado por el estadounidense Kenny Roberts (Suzuki). Su único enemigo en el campeonato, el japonés Tadayuki Okada (Honda), se clasificó quinto.

Hoy se han modificado las programaciones de televisión y de radio; en Seva, el pueblo de Crivillé, ya está preparada una gran fiesta para celebrar el título cuando regrese... Pero Crivillé permanece ajeno a todo ello y lo que le preocupa es que su moto no acaba de ir bien. "Hemos tenido dificultades para poner a punto la moto", explicó. "Además, el circuito tiene bastantes baches y todavía se me carga un poco la mano lesionada".

Después de un retraso por un problema eléctrico, la jornada se desarrolló con sol y buen tiempo, como deseaba Àlex. Quizá le sirvió lo que hizo el viernes por la noche: tocar el vestido de una novia que celebraba su boda en su hotel, gesto que en Brasil depara buena suerte. Por lo visto, el efecto también le evitó una espectacular caída, pero no llegó a conseguirle un buen resultado, aunque el piloto catalán tampoco se mostró extremadamente preocupado. "Lo importante es la carrera. Habrá que intentar hacer una buena salida, y a partir de ahí ya veremos".

No es el único que opina así. Cuando quedan sólo dos pruebas para el final de la temporada, muchos pilotos necesitan buenos resultados. Hay un puñado que quieren ganar en Río. Entre ellos, Sete Gibernau (Honda) y Carlos Checa (Yamaha), que se clasificaron segundo y cuarto respectivamente. "Vamos a intentar estar delante y a luchar por la victoria", dijeron los dos.

Sería éste un resultado que complacería a Crivillé. Para ser campeón precisa terminar entre los 10 primeros o que Okada no sea primero ni segundo. Pero lo más probable es que no le haga falta mirar al rival, y sólo debe pensar en acabar la carrera. Desde que corre en 500, siempre que ha llegado a ver la bandera a cuadros se ha clasificado por lo menos octavo. Las estadísticas de 13 años en el Mundial registran un único resultado peor que el 10º lugar: Àlex fue 11º en el Gran Premio de Alemania de 1990, cuando corría en 250. Todo invita a soñar con el título, el primero que lograría el motociclismo español en la categoría reina, los 500 cc.

Alzamora, en dificultades

Otro piloto español puede hacer ruido hoy en Río, Emilio Alzamora. Pero tras los entrenamientos de ayer en Río, la situación se le presenta complicada. El piloto de Lleida, cuya prestación pasa casi de puntillas ante la magnitud del logro de Crivillé, también podría proclamarse campeón del mundo esta tarde en 125 cc. Pero los resultados de los ensayos dieron la espalda a su candidatura: se clasificó 12º, mientras que sus dos rivales, el italiano Melandri y el japonés Azuma, fueron primero y segundo.

Alzamora llega a la penúltima carrera de la temporada como líder del Mundial, con 10 puntos de ventaja sobre Melandri y 11 sobre Azuma. Las cábalas son numerosas; pero, simplificando, el piloto español puede conseguir el título si gana y sus enemigos terminan más atrás del sexto lugar, o también si él queda segundo y los otros no pasan de la 12ª posición.

El problema está en que tanto Melandri como Azuma batieron claramente a Alzamora en los entrenamientos de ayer sobre piso seco, terreno en que el piloto catalán aún no ha ganado ni una carrera este año. Azuma y Melandri, en cambio, han logrado cinco y cuatro victorias respectivamente -el italiano se impuso en cuatro de los seis últimos grandes premios-. El pesimismo lo refuerza el hecho de que Emilio lleva una racha de infortunio, con caídas por culpa ajena en Australia y Suráfrica.

Alzamora, más rápido que sus rivales bajo la lluvia, explicó: "Voy a tener que intentar hacer una buena salida para engancharme al grupo de cabeza. El problema es que no hemos encontrado unos buenos reglajes para seco, porque la pista tiene baches y exige mucho de las suspensiones". También en 250 puede haber campeón del mundo: al italiano Valentino Rossi (Aprilia) le faltan sólo tres puntos y le basta con acabar 13º. Ayer se clasificó segundo, detrás de Olivier Jacque (Yamaha).