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La bomba de Palomares

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El 17 de enero de 1966, dos aviones de las Fuerzas Aéreas de EE UU, un superbombardero B-52 y el avión nodriza que le abastecía en vuelo, chocaron en el aire y se precipitaron al suelo en la zona de Palomares (Almería). Como consecuencia del choque, cuatro bombas nucleares de 25 megatones cada una se esparcieron por la zona. Dos de ellas quedaron intactas, las otras dos se abrieron y liberaron uranio 235 y plutonio 239. El Ejército estadounidense lanzó una amplia operación, denominada Flecha Rota, en la que se desplegaron numerosos barcos, soldados y helicópteros para localizar las bombas caídas y descontaminar la zona. Las labores de limpieza radiactiva incluyeron la destrucción de cosechas y el traslado de cientos de toneladas de tierra a EE UU para ser tratadas allí. Las tareas de búsqueda y descontaminación se prolongaron hasta el 7 de abril, cuando los barcos estadounidenses, guiados por el pescador Francisco Simó, Paco el de la Bomba, recuperaron la última bomba.Un mes antes, el 8 de marzo, el entonces ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne, acompañado por el embajador de EE UU, Angier Biddle Duke, se bañaban en aguas de la playa de Palomares. Se pretendía así evitar que el incidente tuviera repercusiones negativas sobre la incipiente industria turistica española.

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