2.000 voluntarios en más de 80 países
El nuevo premio Nobel de la Paz no es personal. Reconoce la labor de cada uno de los 2.000 cooperantes que Médicos sin Fronteras (MSF) moviliza para trabajar en zonas de crisis cada año; a los otros 10.000 que trabajan en sus 23 oficinas, a sus fundadores y al millón y medio de socios que ayudan a mantenerla.MSF nació como una asociación de ayuda médica urgente. Hoy es la organización no gubernamental de carácter sanitario más grande. El secretariado internacional se encuentra en Bruselas (Bélgica), pero son las cinco secciones de Bruselas, París, Amsterdam, Barcelona y Luxemburgo quienes deciden los programas de ayuda. Además MSF tiene delegaciones en Alemania, Australia, Austria, Canadá, Dinamarca, EEUU, Hong-Kong, Italia, Japón, Noruega, Suecia y el Reino Unido.
A pesar de esta diversidad, la ONG es sobre todo francesa. Y no sólo por su origen. En 1999 MSF ha estado presente en 80 países, pero en 38 de ellos todos sus cooperantes fueron reclutados por la sección francesa.
Sus voluntarios, de un total de 45 nacionalidades, tienen una media de edad de entre 30 y 35 años. Son médicos, y también enfermeras y otros profesionales sanitarios y logistas.
En el último año, MSF ha asistido a las víctimas del huracán Mitch, de la guerra de Kosovo, del terremoto de Turquía y del conflicto de Timor Oriental.
500 técnicos y 60.000 socios en España
La sección española de Médicos sin Fronteras dispone de 500 voluntarios y trabajadores, así como de 60.000 socios. De ese medio millar de españoles, 200 se encuentran realizando tareas en 20 países. Hay dos sedes de esta organización en España, en Barcelona y en Madrid, al frente de las cuales se encuentra su presidente, Miguel Ángel Pérez.Los responsables de la organización en España mostraron ayer su satisfacción al conocer la concesión del galardón que supone "el reconocimiento a la importancia de los derechos humanos", según señalaron ayer en un comunicado.
"El premio nos ha producido una ilusión enorme por ser para miles de personas que nos ayudan diariamente a poder llevar a cabo por todo el mundo nuestra labor humanitaria", manifestó un portavoz de la ONG. "Es un apoyo a todas las personas que trabajan en silencio para apoyar a las poblaciones más desfavorecidas".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.