Una urgencia de tres años

Al presidente de la Confederación Hidrográfica del Tajo, José Antonio Llanos, no se le disuelven sus problemas con los trasvases. Si ahora es la tubería del Casrama la que se ha quedado a mitad de camino, hace tres años que las obras del trasvase de Picadas arrancan y paran sucesivamente; unas veces por motivos judiciales y otras medioambientales. Sobre este trasvase -una tubería de 22 kilómetros que llevará el agua desde Picadas a la comarca toledana de Valmojado- ha llovido todo tipo de problemas. En 1996, la Comunidad reclamó un informe de impacto porque afectaba a una zona de especial protección para las aves (ZEPA) y a una colonia de murciélagos en peligro de extinción. Posteriormente, un juez paralizó durante meses las obras por un supuesto delito ecológico. A principios de este año, los trabajos no pudieron reanudarse porque una pareja de águilas imperiales que anidan en su trazado empezaron su etapa de cortejo. Las obras podían alterar su reproducción.Hasta que no llegó el mes de agosto, y tras comprobar que las rapaces no tenían descendencia, los técnicos de la Confederación no volvieron al tajo.

Y cuando estaba todo listo para meter otra vez las excavadoras, el alcalde de Aldea del Fresno reclamó un permiso que la Confederación no tenía. Luego se demostró que no le hacía falta -las obras están declaradas de urgencia por el Gobierno central- y los trabajos se reanudaron hasta la próxima parada.