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Las consejerías de Turismo y Medio Ambiente discrepan sobre la implantación de la ecotasa

El impuesto ecológico para turistas permitiría unos 15.000 millones de ingresos adicionales

La conveniencia o no de que los turistas que visiten Andalucía contribuyan al fisco con una tasa específica para inversiones en medio ambiente levanta nuevas discrepancias entre los socios del Gobierno autonómico. Mientras que la Consejería de Medio Ambiente la considera un instrumento "muy interesante" y de hecho ya ha recabado información al Gobierno balear que pretende implantarla en breve, el departamento de Turismo y Deportes que dirige el andalucista José Núñez rechaza la idea de plano. Tampoco los empresarios del sector son partidarios del nuevo impuesto que, considerando el actual flujo de turistas, supondría una recaudación anual en torno a 15.000 millones de pesetas.

El debate está sobre la mesa y nace de una necesidad compartida por partidarios y contrarios a la ecotasa: hacer compatible el desarrollo del turismo, principal motor de la economía andaluza, con la protección ambiental de una comunidad donde se localiza la mitad de los espacios naturales que gozan de alguna figura de protección en España.El delegado de la Consejería de Medio Ambiente en Málaga, Ignacio Trillo, apela además a la estrecha relación creciente entre turismo y medio ambiente. "Un medio ambiente equilibrado es un requisito indispensable para el desarrollo turístico y a la inversa, el deterioro del medio ambiente repercute negativamente en la cuenta de resultados del sector turístico", sostiene.

Las tendencias muestran con claridad esta relación. El turismo rural crece a un ritmo del 40% anual y el turista cada vez tiene más en consideración el deterioro ambiental, hasta el punto de que determina en un 15% la buena o mala opinión que tienen de un destino, según el turoperador alemán TUI.

Los Verdes de Andalucía ya han elaborado incluso un borrador de proyecto de ley que quieren someter al consenso de agentes sociales, partidos e instituciones. Estimando una tasa de 1.000 pesetas a pagar por cada turista no residente en Andalucía una vez al año, la recaudación rondaría los 15.000 millones de pesetas, el 55% del presupuesto de inversiones que este año tiene la Consejería de Medio Ambiente.

Este montante hace que los defensores de la ecotasa la consideren un instrumento "moderno" y sobre todo efectivo para invertir en la protección ambiental y la conservación tanto de los espacios naturales como los centros históricos urbanos y para incentivar a las empresas turísticas a renovar su tecnología e incorporar energías limpias.

Mercado expansivo

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El viceconsejero de Turismo, Francisco Aguilera, entiende en cambio que el modelo de Baleares no es exportable a Andalucía y que aquí la ecotasa no tiene sentido. Argumenta que en las islas se ha seguido un modelo de desarrollo que ahora está saturado y es por lo que el gobierno autonómico ahora acomete políticas de limitación. En Andalucía, en cambio, "es verdad que hay destinos con mucha densidad, pero todavía estamos abriendo nuevos mercados y el turismo rural o el de interior aún están en su primera expansión".

Aguilera es más partidario de destinar fondos presupuestarios a programas de medio ambiente siguiendo políticas como la que ya hace la consejería en defensa del patrimonio cultural, al que destina el 1% de sus inversiones. El problema es que éste apenas supone 100 millones al año.

También advierte inconvenientes operativos sobre cómo y a quien recaudar, pues aún en las islas sería más sencillo porque no hay otra forma de llegar que en avión o en barco, pero no en Andalucía.

El presidente de los empresarios hoteleros andaluces, Miguel Sánchez, rechaza radicalmente la propuesta y argumenta que "no se pueden cargar más las tintas sobre el turismo". Según Sánchez, la ecotasa supondría una publicidad muy negativa.

Sobre este riesgo también advierte la Consejería de Medio Ambiente, que teme un uso "demagógico". Pero también el delegado en Málaga asegura que el importe no disuasorio de la tasa, la información a los turistas que además verían la mejora de las infraestructuras, y la gestión transparente y participativa de los fondos podrían propiciar un distintivo de imagen de calidad turística y ambiental de Andalucía".

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