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La policía detiene en Barcelona a nueve "skins" militantes del partido de Ynestrillas

Agentes de la Brigada de Información (antiterrorista) del Cuerpo Nacional de Policía detuvieron el martes por la noche en Barcelona a nueve skinheads (cabezas rapadas) pertenecientes al grupo nazi Resistencia Nacional de la Juventud, rama juvenil del partido Alianza para la Unidad Nacional (AUN), creado y dirigido por el ultra Ricardo Sáenz de Ynestrillas.

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Sáenz de Ynestrillas es hijo de un comandante del Ejército del mismo nombre asesinado por ETA. Estuvo procesado por el asesinato del diputado de HB Yosu Muguruza y fue absuelto por falta de pruebas. De carácter violento, a primeros del pasado mes de junio fue condenado a siete años de cárcel por disparar dos tiros al joven Vicente F. S. el 30 de septiembre de 1997 a las puertas de una discoteca porque éste no le fió un gramo de cocaína. Dos de los detenidos, Santiago R. S., de 24 años, hijo de un conocido militante ultraderechista, y Daniel O. G., de 19, figuraban en la candidatura de AUN al Parlamento Europeo en las elecciones del pasado 17 de junio. La edad de los arrestados está comprendida entre los 19 y los 27 años, y la mayoría de ellos pertenecen a grupos radicales de hinchas de fútbol.

Los skins, que tenían una conducta de extrema violencia, están acusados de los delitos de racismo y xenofobia y, entre otros muchos, de robos con violencia, una agresión sexual y múltiples apaleamientos a emigrantes y a homosexuales. Entre sus víctimas figura un sargento de la Guardia Urbana de Barcelona, quien solo, de paisano y desarmado osó recriminarles su comportamiento incívico en un bar y los rapados, abusando y escudándose en la superioridad que les concedía el grupo, le apalearon sin misericordia.

Los detenidos responden al estereotipo del skin: cazadoras marca Bomber, pantalones ajustados, botas y simbología nazi. Actuaban preferentemente en el Eixample, la Sagrada Familia y Horta, y se reunían en las plazas de Ferran Reyes, en la Meridiana, y San Josep de Calassanç, en el Camp del Arpa. En un primer momento, la policía detuvo a 20 jóvenes. Once fueron puestos en libertad porque no había pruebas que les incriminaran.

Desde marzo, época en la que empezaron a ser frecuentes las actividades violentas del grupo -coacciones y violencia sobre transeúntes para que cantaran el Cara al Sol hasta la agresión a un joven colombiano negro-, la policía tenía montado un dispositivo de control del grupo, que había creado una fuerte alarma social en las zonas que actuaban por su inusitada violencia.

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