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La contaminación del Mediterráneo a causa de Chernóbil no desaparecerá hasta el 2020

Los índices de radiactividad son especialmente elevados en la zona oriental de la cuenca

La contaminación radiactiva del agua del Mediterráneo por el cesio-137 originado en el accidente nuclear de Chernóbil (1986) no desaparecerá hasta el año 2020, según ha puesto de manifiesto el físico nuclear Fokion Vosniakos, de la Universidad de Tesalónica, en el décimo Simposio de la Asociación Científica para la Protección Medioambiental del Mar Mediterráneo (Mesaep), que se celebra en Alicante. El investigador griego sostiene que los índices de radiactividad en el Mediterráneo son en la actualidad superiores a los anteriores al desastre nuclear, y especialmente elevados en la zona oriental del mar.

Fokion Vosniakos señala que la contaminación derivada del accidente en la central nuclear de Chernóbil detectada en el área mediterránea no es perjudicial para la salud de las personas, "aunque sus efectos sobre la flora y fauna marinas todavía no están evaluados". Vosniakos, a su vez vicepresidente del Mesaep, organización que agrupa a unos 300 científicos de diversos países, resaltó en primer término la magnitud del accidente nuclear de Chernóbil, de una intensidad de 7 puntos (en una escala de 0 a 7), más importante que el último de Japón, cuya intensidad fue de 4 puntos. El investigador asegura que tras el accidente se produjo una emisión de cesio-137 (un isótopo radiactivo artificial originado en el accidente nuclear) al Mediterráneo a través del Mar Negro."El impacto directo fue despreciable, pero el indirecto, el que llegó a través del río Dnieper (en Ucrania) fue muy alto", argumenta. En los meses posteriores al accidente, la contaminación del agua del Mar Negro llegó a los 250 becquerelios (unidades de radiactividad) por metro cúbico, mientras que en los alrededores de la isla de Malta se llegaron a medir entre 100 y 120 becquerelios por metro cúbico.

Tras el accidente, la Unión Europea encargó un proyecto de investigación denominado Marina Med para medir los niveles de radiactividad del agua. "Todo ello, ante la perspectiva de que el cesio-137 tarda unos 30 años en eliminarse, un plazo excesivamente elevado, si se tiene en cuenta que la regeneración natural del agua del Mediterráneo se produce una vez entre 80 y 100 años (los científicos calculan que la última vez que se produjo este efecto fue en 1940)", explica Vosniakos.

Las resultados del estudio, realizado por el Instituto de Tecnología de Tesalónica (entre los años 1992 y 1994), reflejan que las concentraciones más importantes de cesio-137 se encuentran en el Mediterráneo oriental, con índices superiores a los 80 becquerelios por metro cúbico de agua. Mientras, los niveles más bajos están en la costa de Francia y España, inferiores a los 5 becquerelios por metro cúbico. En el caso del Mediterráneo español, y cuanto más al sur del mar, menor es la concentración de radiactividad a causa las corrientes marinas. Vosniakos asegura que esta radiactividad se mantendrá en los mismos niveles por lo menos hasta el año 2020, "cuando empezará a eliminarse paulatinamente el cesio-137", matiza.

En el simposio del Mesaep que se celebra en Alicante, los científicos han constatado que la contaminación derivada de los vertidos urbanos, industriales y agrícolas del mar Mediterráneo ha descendido notablemente en los últimos 10 años, según la comunidad científica, debido a la presión social y legislativa (por ejemplo, las directivas europeas para la protección de los recursos naturales). Aunque los investigadores alertan de un nuevo peligro: los vertidos sin depurar de los países más pobres del Mediterráneo, especialmente los del norte de África. En este sentido, los científicos piden a la UE que financie los proyectos de estos países para construir infraestructuras que permitan depurar sus vertidos.

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