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Una exposición rescata la aportación de Ángel Ferrant a la modernidad

El escultor madrileño Ángel Ferrant (1890-1961) navegó con maestría por las aguas fronterizas de su formación académica y su apuesta por la modernidad. El Museo de Arte Moderno de Barcelona, situado en el parque de la Ciutadella, presenta hasta el 12 de diciembre una exposición retrospectiva, organizada por el Reina Sofía de Madrid, que pretende recuperar a un artista cuya presencia en la moderna historia del arte español ha sido revitalizada por el paso del tiempo.

Existen exposiciones que necesitan una pequeña cobertura argumental que las justifique. Con la de Ángel Ferrant, organizada por el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, donde fue presentada este verano, sucede todo lo contrario. Es fruto de un trabajo previo de investigación que nació a raíz del deseo de catalogación de la obra adquirida a uno de los herederos del artista por la Colección Arte Contemporáneo. Forman la retrospectiva, además de las piezas de esta procedencia, obras de diversas colecciones particulares, sobre todo catalanas. Uno de los periodos que sirven para estructurar la exposición está dedicado a la estancia de Ferrant en Cataluña, donde ejerció su importante labor docente de 1920 a 1934. "Su etapa en Barcelona no fue especialmente productiva en cuanto a creación de obra, pero le sirvió para perder su carácter estrictamente académico y explorar los nuevos caminos que le ofrecía la modernidad", explica Carmen Bernárdez, comisaria de la exposición junto con Javier Arnaldo. En esta época entró en contacto con Miró y Calder, de quien recibió una clara influencia, como puede comprobarse en los móviles que se exhiben en la exposición.

"Lo que intenta esta exposición es reconstruir la trayectoria de Ferrant, que se situó entre la vanguardia y el academicismo", explicó Bernárdez. En los nueve apartados en que se divide la exhibición, pueden destacarse las esculturas realizadas con objetos encontrados, las piezas que indagan en el primitivismo y su investigación sobre el movimiento. También puede verse lo que él denominó "escultura infinita", piezas que permiten una concepción variable de una misma obra y que representaron la consecuencia lógica de su trabajo con las creaciones en movimiento.

Uno de sus hitos fue la celebración de una exposición en las Galerías Syra de Barcelona en 1957. Esta exhibición, que se ha intentado reproducir en el museo de manera ajustada, la realizó tras un periodo de inactividad producida por un grave accidente de coche. El dibujo y su intensa actividad como pedagogo completan el circuito de la exposición.

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