Los ex guerrilleros reclaman al Gobierno que reconozca su lucha contra el fascismo

En los últimos años han rastreado los montes para exhumar los restos de sus compañeros y enterrarlos con todos los honores en un cementerio. Ayer, 25 de los pocos ex guerrilleros que han sobrevivido a la represión y al paso del tiempo se reunieron en Valencia para "exhumar la memoria" de aquellos combatientes: han acordado reclamar al Gobierno y al Congreso de los Diputados que reconozcan su lucha contra el fascismo y no se les tache de malhechores.

Han llegado desde Córdoba y León, desde Zaragoza y Asturias. Reunidos ayer en el colegio mayor Rector Peset de Valencia por la Asociación Guerra y Exilio, a simple vista podían ser confundidos con un viaje organizado de la tercera edad, puesto que los más jóvenes ya han cumplido los 70. Pero su mirada no ha perdido el aplomo de los años que durmieron en el monte, las emboscadas con guardias civiles y las marchas por barrancos en noches cerradas. Sus álbumes de fotos son un inventario de parajes agrestes donde murió éste o aquel compañero guerrillero. Pero no era ningún encuentro de nostálgicos para recordar batallitas. Los ex combatientes del maquis, tan defensores de sus ideas como en la época en la que se echaron al monte, se han reunido en Valencia para "exhumar la memoria de los guerrilleros y restituirles la dignidad que la historiografía franquista les negó", en palabras de Juan Barceló, uno de los organizadores del encuentro. Con este objetivo redactaron ayer una proposición no de ley que reclama una declaración institucional en la que se reconozca "la memoria de los luchadores antifascistas", se transfieran sus expedientes a los archivos históricos y se eliminen las referencias a ellos como malhechores o bandoleros, y puedan cobrar pensiones por "el período militar en el que lucharon por la paz y la democracia". Esta proposición se la remitirán a los grupos políticos de cada parlamento autonómico para que insten al Gobierno y al Congreso de los Diputados a aprobarla. Esperanza Martínez García, de 72 años (dos en la guerrilla de Aragón y 15 en la cárcel) aún se siente orgullosa de haberse echado al monte junto a dos de sus hermanas: "Éramos la oposición radical al franquismo y la continuación de la lucha por la República". Tantos años en el monte y en la cárcel que sólo pudo tener un hijo, al que le ha inculcado la importancia de ser consecuente con sus ideas. Hasta el punto de que pasó nueve meses en la cárcel por declararse insumiso. José Moreno Salazar, un cordobés de 76 años, rememoraba ayer los tiros que tuvo que pegarles a varios compañeros al descubrir que eran traidores. Él se salvó en una emboscada porque quedó enterrado bajo unos escombros. Luego escapó de la cárcel para burlar el paredón. El leonés Francisco Martínez, de 74 años (15 en el maquis) participó en la primera agrupación de guerrilleros y presume de que combatieron a los nazis al sabotear los envíos de wolframio de Franco a Hitler. Cifra en 5.000 los guerrilleros que murieron en el monte y en 200 los que aún viven. Fue de los últimos en abandonar las guerrillas en 1951. El valenciano Florián García, apodado Grande por su corta estatura, de 82 años, le puso una gota de humor a los recuerdos de tantas penalidades. Recordó a aquel guerrillero novato que se llevó un despertador al monte y casi les delata con el ruido que armó al sonar. O a Leonor Pinazo, aquella dueña de una tienda de ultramarinos de Arcos de las Salinas (Teruel) que les ocultaba en el piso de arriba y daba de comer a los guardias civiles en la planta baja. Pero nada tan hilarante como la travesía por la sierra turolense de Javalambre, con 14 grados bajo cero. Su compañero Jacinto sufría una diarrea y paraba a cada momento. No se explica cómo se libró de pescar una pulmonía porque no hacía más que bajarse los pantalones.