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ELECCIONES EN AUSTRIA

Haider es ya la segunda fuerza política de Austria

La ultraderecha avanza un 6% y la socialdemocracia obtiene el peor resultado desde la guerra

Las elecciones legislativas concluyeron ayer en Austria con un cambio histórico en el panorama político, que había mostrado una enorme estabilidad a lo largo del último medio siglo. Por primera vez desde el final de la II Guerra Mundial y la creación de la Segunda República en 1945, el Partido Liberal de Austria (FPOE), del populista de derecha Jörg Haider, un doctor en derecho de 49años, se ha convertido en la segunda fuerza política del país, según el resultado provisional del escrutinio. Este resultado podría quedar modificado con los 200.000 votos emitidos por correo. La diferencia entre el FPOE de Haider y el Partido Popular (OEVP, democristiano) es de unos 14.000 votos. La participación ha sido la más baja de la historia.

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Aumenta el FPOE de Jörg Haider su votación de hace cuatro años en más de un 5,3% y logra un 27,2%. El partido de Haider combina en su ideología el populismo, impregnado de un fuerte componente racista y xenófobo, con elementos de modernidad en la economía y un programa de concesiones sociales que parece imposible de financiar. En el nuevo Parlamento, el FPOE contará con 53 escaños, una docena más que actualmente.El FPOE adelanta a los democristianos del Partido Popular, que durante los últimos 13 años han formado el Gobierno de gran coalición con los socialdemócratas del canciller Víktor Klima, de 52 años.

Los socialdemócratas son los grandes derrotados en la elección de ayer: con un 33,4% son el partido más votado, pero ese resultado es el peor desde la creación de la Segunda República austriaca en 1945. El SPOE ha perdido un 4,7% respecto a la anterior elección en diciembre de 1995. En el nuevo Parlamento habrá 65 diputados socialdemócratas, seis menos que en el saliente.

El Partido Popular se ha convertido en árbitro de la situación, en el partido bisagra para una formación de Gobierno que se presenta muy difícil. El OEVP, en contra de los pronósticos de días pasados, se recuperó en la recta final, consiguió un 26,9% de votos, un 1,4% menos que en 1995, pero mantiene el número de escaños con 52 diputados. Podría el OEVP continuar la gran coalición con los socialdemócratas del SPOE o dar un giro a la derecha y llevar al poder al FPOE de Haider. El dirigente del OEVP, el vicecanciller y ministro de Exteriores, Wolfgang Schüssel, había anunciado antes de la elección de ayer que pasaría a la oposición si su partido perdía la segunda posición.

Promesas firmes

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Si Schüssel mantiene su promesa, la formación de Gobierno resultará casi imposible. Los socialdemócratas han casi jurado que bajo ningún concepto formarán una coalición de Gobierno con el FPOE de Haider, y el canciller Klima repitió ayer esa promesa.Los partidos minoritarios corrieron ayer una suerte diferente. Los Verdes entran en el Parlamento con un 7,1% de votos y 13 diputados, cuatro más que hasta ahora. Los verdaderos liberales del Foro Liberal (LiF), escindidos en su día del FPOE ante el giro racista y xenófobo que Haider daba al partido, han caído por debajo del 4%, y con un 3,4% se han quedado fuera del Parlamento. La dirigente del Foro Liberal, Haide Schmidt, ya anunció ayer que pone su cargo a disposición del partido.

Haider y los suyos se han convertido en los grandes vencedores de la elección de ayer. Los intentos de los partidos del sistema y de oposición de situar al FPOE en la extrema derecha y darle una condición de paria han fracasado. Tal vez ese rechazo y el intento de dejarlos como unos impresentables ha provocado un efecto bumerán de compasión con el partido al que todos los demás atacaban.

El elector austriaco no ha tenido el miedo al vacío que suponía votar al FPOE, y a última hora mantuvo la intención de voto que pronosticaban los sondeos. Haider se aprovecha del cansancio de 13 años de gran coalición y 30 de un socialdemócrata al frente del Gobierno de Austria.

Todo parece indicar que las ganancias de Haider se han producido a costa de la socialdemocracia, que ha tenido el peor resultado desde 1945. El SPOE ha perdido buena parte del voto del proletariado tradicional, de los jubilados, que forman la cuarta parte del electorado austriaco, y tampoco parece arrastrar con su anquilosamiento el voto de los jóvenes.

El FPOE de Haider parece haber sacado partido de la elevada abstención: votó el 76,2% del censo, un 10% menos que hace cuatro años. Según todos los indicios, esta elevada abstención ha dañado al SPOE. La abstención elevada refleja sobre todo el desencanto con el inmovilismo y anquilosamiento de la socialdemocracia en el poder. Con su enfrentamiento al sistema, su talento político, su capacidad para transmitir su mensaje y quitarse de encima la impronta de xenófobo y racista de quien hace unos años decía que la política de empleo de los nazis era buena, Haider ha logrado dar un vuelco a la política austriaca. Cuando se puso al frente de los liberales, en 1986, este grupo contaba sólo con el 5% de los votos. Ayer obtuvo un 27% y se convirtió en un factor de poder ineludible en Austria.

La gente de Haider estaba ayer eufórica y se puede permitir el lujo de esperar tranquila la evolución de los acontecimientos. El FPOE podría entrar en el Gobierno en una coalición azulnegra: azul es el color del FPOE, y negro, el de los democristianos del OEVP. Si se llega a formar de nuevo una gran coalición rojinegra, entre socialdemócratas y democristianos, Haider y el FPOE pueden seguir en la oposición, capitalizar los errores y el descontento con el Gobierno y esperar, sin necesidad de mancharse las manos, que el poder le caiga como una fruta madura. Más de uno de cada cuatro electores austriacos han perdido el miedo al oso Haider y le ven transformado en el osito pardo que repartían sus seguidores en los mítines.

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