El Gobierno británico multará a los padres de niños que falten al colegio

Cerca de un millón de menores británicos -un 15% del total de los escolarizados- pierde algún día de clase al año sin justificación alguna. Hacen novillos y, su ausencia, se ha convertido en uno de los lastres del sistema educativo del Reino Unido. Según David Blunkett, ministro de Educación, convencerles de que acudan al colegio es cosa de los padres. Y está dispuesto a demostrárselo con firmeza. A partir del próximo otoño, los progenitores que no lleven a sus hijos a la escuela se arriesgan a multas de hasta 1.250.000 pesetas. Si la situación empeora y son citados sin éxito por los tribunales para explicar el absentismo de la prole podrían incluso ser arrestados.Ambas medidas, sujetas todavía a discusión en el Ejecutivo laborista, fueron presentadas ayer por Blunkett ante la conferencia anual del partido, celebrada en Bournemouth. Convencido de que los ocho millones de días de clase perdidos anualmente en el país por culpa de las faltas de asistencia no justificadas deben reducirse, el ministro hizo una dura comparación: "Los ausentes de hoy son los delincuentes de mañana". Según cifras del Ministerio del Interior, el 75% de los chicos y el 50% de las chicas menores de 18 años que hacen novillos una vez a la semana cometen más delitos que el resto de los jóvenes de su edad.

Horas antes de pronunciar su discurso, Blunkett había reconocido que hay dos tipos de padres. "Algunas familias necesitan ayuda. Es como si la pidieran a gritos, y la obtendrán. Los adultos de otras muchas ni siquiera se levantan a tiempo por la mañana para asegurarse de que sus hijos llegan al colegio. Su desinterés es una lacra que no toleraremos", aseguró. Las autoridades locales deberán ocuparse de aplicar las nuevas medidas, para las que recibirán 125.000 millones de pesetas a lo largo de tres años.