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Reportaje:

Lo que el aire esconde

Aunque Andalucía no soporta, en comparación con otras comunidades, graves problemas de contaminación atmosférica, las disposiciones comunitarias son cada vez más exigentes y, además, obligan a las administraciones a informar sobre la calidad del aire a los ciudadanos de una manera rápida, precisa y comprensible. Durante el verano de 1998, y en cumplimiento de la normativa europea, la Consejería de Medio Ambiente tuvo que recurrir a los medios de comunicación para alertar a los vecinos de Córdoba y Sevilla sobre las elevadas concentraciones de ozono que se registraron en diferentes puntos de estas urbes, debido a sus posibles repercusiones en la salud. Al margen de este tipo de actuaciones concretas, Internet es el único canal que permite obtener información actualizada sobre la calidad del aire en Andalucía. La página web de la Consejería de Medio Ambiente (www.cma.junta-andalucia.es) facilita, en informes que se actualizan a diario, índices numéricos referidos a distintos contaminantes, aunque se echan en falta explicaciones complementarias, que faciliten la interpretación de estos datos a personas poco familiarizadas con la cuestión. Sin embargo, en pocos meses, ésta dejará de ser una información sólo para iniciados. El estado de la calidad del aire se convertirá en una referencia de uso tan común como los clásicos parámetros meteorológicos. Consolas interactivas, denominadas PICA (Punto de Información de la Calidad Ambiental), estarán operativas a comienzos de año en las delegaciones provinciales de Medio Ambiente, así como en algunos ayuntamientos. En ellas podrá consultar cualquier ciudadano datos, en tiempo real, de la contaminación atmosférica en su ciudad o en cualquiera de los 29 municipios que cuentan con cabinas automáticas de medición. Además de la información cuantitativa referida a distintas sustancias contaminantes, el PICA ofrecerá, mediante un software intuitivo y de fácil manejo, datos cualitativos con los que, de forma resumida, se otorga una calificación al estado de la atmósfera en un punto determinado. Asimismo, el usuario podrá solicitar tablas que reúnan la información de varios días o establezcan comparaciones en diferentes periodos de tiempo o zonas, así como informes monográficos sobre diferentes cuestiones relativas a la calidad del aire. Como complemento a estas consolas, también se instalarán, en los primeros meses del 2000, paneles electrónicos de información en 60 de las cabinas dedicadas a la medición automática de contaminantes, de manera que cualquier ciudadano que se acerque a una de estas casetas podrá comprobar los datos que se están registrando en ese mismo momento. También en este caso se facilitarán datos cuantitativos y cualitativos. Por último, y con un diseño similar al de los postes que informan de la temperatura y muestran mensajes de interés ciudadano, se colocarán 15 paneles electrónicos de gran tamaño en las zonas más concurridas de ciudades con más de 50.000 habitantes. Todo este complejo sistema de información ha sido financiado por la Unión Europea, que ha aportado los 100 millones de pesetas necesarios para su puesta en marcha. Si la experiencia resulta satisfactoria y los ciudadanos encuentran de utilidad los datos que se les proporcionan, la red de consolas y paneles, aseguran los responsables de la consejería, se irá extendiendo por toda la región. Al ser el tráfico rodado la principal fuente de contaminación atmosférica en Andalucía, el establecimiento de este sistema de información puede resultar comprometedor para algunos ayuntamientos. En las zonas en las que, con regularidad, se alcancen picos de contaminación importantes (algo que ahora podrán comprobar los ciudadanos en cualquier momento), los responsables municipales podrían verse obligados a tomar medidas para regular el tráfico. En la actualidad, la red de vigilancia y control de la contaminación atmosférica cuenta con 68 cabinas de medición automática, repartidas en 29 municipios. En total hay operativos 538 sensores ocupados en registrar las principales sustancias nocivas presentes en el aire. Además, 34 emplazamientos industriales cuentan con un sistema de vigilancia complementario, al que se dedican otros 176 sensores. Toda la información que acumula la red se remite a un centro de datos, en Sevilla, en donde se procesa y evalúa en tiempo real.

Comentarios y sugerencias a propósito de Crónica en verde pueden remitirse al e-mail: sandoval@arrakis.es

El ozono tuvo la culpa

En lo que se refiere a la calidad del aire, y durante el pasado año, fueron 18 los puntos en los que se registraron situaciones que la Consejería calificó como "malas". En total, sumando las incidencias anotadas en todos estos enclaves, el número de días en los que la atmósfera presentó serios problemas de contaminación fue de 53. El mayor número de jornadas problemáticas se anotó en las estaciones de San Jerónimo (Sevilla; 10 días con la calificación de "mala calidad" debido a las altas concentraciones de ozono), Enramadilla (Sevilla; siete días, aunque en este caso los responsables fueron el monóxido de carbono y el dióxido de nitrógeno) y Manuel Lois (Huelva; cinco días con elevadas tasas de ozono). El ozono troposférico fue el responsable de la mayoría de estas situaciones. Este gas, que se acumula cerca del suelo, en las capas bajas de la atmósfera, se produce al reaccionar óxidos de nitrógeno y compuestos orgánicos volátiles en presencia de una radiación solar intensa, lo que explica que los índices más elevados de este contaminante se registren en primavera y verano. Los óxidos de nitrógeno tienen su origen, sobre todo, en las emisiones de los vehículos, mientras que los compuestos orgánicos volátiles proceden de los gases de combustión, de la evaporación de combustible en depósitos y estaciones de servicio, y de los disolventes usados, por ejemplo, en pinturas y barnices. Cuando se combinan estos elementos (contaminantes, sol y elevadas temperaturas) comienza a generarse ozono en grandes cantidades. El monóxido de carbono, que tiene su origen en las combustiones incompletas, causó problemas en Sevilla y Granada, en estaciones situadas en entornos comerciales y en periodo navideño, cuando se multiplican los atascos. De las ocho capitales andaluzas sólo Jaén y Málaga se libraron de anotar algún día "malo" a lo largo de 1998.

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