Tremendismo de Meca

Otra desilusión más para la afición nimeña. Ayer, por el nulo desempeño de José Tomás y hoy, porque la segunda estrella de la feria, César Rincón, se cayó del cartel aduciendo "motivo de salud". Pero en los tendidos se comentaba que la verdadera razón era por el cuajo y la leña que traía el encierro de Jandilla. La corrida quedó entonces en un mano a mano de Fernández Meca y Ucela Leal y vimos dos talantes diferentes de torear: la del tremendismo del nimeño y la de la armonía del madrileño.Mal empezó el festejo pues, el que abrió plaza, al cuarto pase de tanteo se echó en el anillo y no se hicieron esperar las palmas de tango. Fernández Meca reanudó el trasteo pero el burel se volvió a echar y al generalizarse la rechifla, el nimeño lo despachó, con el beneplácito del personal.

El tercero fue devuelto por cojo y con el bravo sobrero vimos a un Fernández Meca en plan de gladiador. Se enfrentó de hinojos a su enemigo saludándolo con dos espectaculares largas cambiadas y continuó veroniqueándolo con valentía y temeridad. Su muleteo lo hizo a dos dedos de las astas y esto levantó el ánimo de sus paisanos. Su faena la inició también de rodillas con pases por alto, derechazos y de pecho aunque por el tremendismo de su toreo el astado le alcanzaba constantemente la sarga.

Con una voluntad a ultranza, lidió al soso quinto pero su trasteo que brindó a Alejandro, hijo del inolvidable Nimeño II, fue aburrido y muy largo. Nuevamente lo esperó de hinojos y otra vez le recetó al enemigo la larga cambiada. Con la sarga estuvo en plan de pegapases y no despertó emoción alguna.

Ante el segundo, un señor toro que desarrolló mucho peligro, por su poder y aspereza, Uceda Leal mostró su faceta de lidiador. Fue desarmado al intentar saludarlo de hinojos con una larga cambiada. Como en la puya desaron crudo al morlaco, no lo pudo dominar con los doblones con que principió su quehacer. Sin embargo, lo toreó con quietud y, embarcándolo en su franela, se fajó con el bicho por naturales y derechazos.

Con gallardía esperó al flojo pero bravo cuarto, ligándole acompasadas verónicas y quitó por ajustadas chicuelinas. Después, la tersura de su muleta acarició la fija embestida de la res brava y poco a poco transmitió su buen gusto al torear. Aunque realizó un artístico trasteo, perdió el trofeo por fallar con el acero. El calamocheo del sexto no le permitió acoplarse y como recurrió al toreo habilidoso y poco ortodoxo, el público le protestó. Matinal sin picadores

En la novillada matinal sin picadores, los tres primeros novillos salieron bravos. El jerezano Carrasco en su primero mostró voluntad pero carece del sentido de la distancia y de la colocación. Y con su segundo, un inválido total, se convirtió en enfermero y con la sarga alta lo trasteó. El de Pissos, Lascaret, con su primero, mostró idea y sabe colocarse toreando con gusto. En su segundo no pudo con el genio y el nervio del animal pero no se amilanó. El nimeño Speller es un excelente banderillero. En su primero puso de pie a la concurrencia al colocar el par de Calafia (violín) pero en su toreo está muy verde.