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FERIA DE GUADALAJARA

Los toros eran de esta galaxia

Toreó José Tomás, a quien llaman torero de otra galaxia, pero los toros eran de ésta. Y no concordaban.Un torero de otra galaxia, como consideran a José Tomás por su toreo totalmente distinto al que realizan las restantes figuras - de una hondura y una pureza punto y aparte-, o se lo hace al toro íntegro que las restantes figuras no quieren ni ver o de lo dicho no hay nada.

Y eso ocurrió: que los toros pertenecían a la galaxia terrenal con todas sus miserias. Toros que ni parecían toros. Toros anovillados, febles, claudicantes, sospechosos de pitón y borregos.

El reducto terrenal de nuestra galaxia posee suficiente genio creador para transformar su fisonomía y dejarla irreconocible. El reino animal sobre todo, donde entraron los taurinos a saco y lo que fue toro pletórico de majestad y poderío, lo han convertido en lastimoso borrego.

Núñez / Esplá, Caballero, Tomás

Toros de Joaquín Núñez, cuatro bien presentados, con genio; 3º y 6º anovillados sin trapío, inválidos y pastueños.Luis Francisco Esplá: pinchazo hondo y descabello (ovación y salida al tercio); estocada corta ladeada y tres descabellos (silencio). Manuel Caballero: bajonazo (silencio); bajonazo (bronca). José Tomás: dos pinchazos, estocada trasera desprendida, rueda de peones -aviso con retraso- y se echa el toro (ovación y salida al tercio); pinchazo y estocada (oreja). Plaza de Guadalajara, 18 de septiembre. 7ª corrida de feria. Lleno.

Los toros de la galaxia mísera bautizada por la mismísima santa Biblia "Valle de lágrimas" los echaron sólo al torero de la otra galaxia pues para sus compañeros de terna -que son de este mundo- los dispusieron de mayor fuste e integridad.

Manuel Caballero, que hubo de torear dos de esos, a lo mejor se sintió discriminado y tratado injustamente por un público que le abroncó a modo. La verdad es que con su primer toro estuvo pegapasista, reiterativo y plúmbeo, incapaz de templar y reunir los derechazos y los naturales que endilgó con denuedo. Y con su segundo -el de mayor cuajo de la corrida-, extremadamente precavido pues al verse desbordado en los naturales por aquel ejemplar, que además le hacía hilo, se limitó a machetear y lo pasaportó de un bajonazo.

Mucho disgustó al público semejante alivio. Ahora bién: ¿Qué resulta más inquietante? Machetear un toro bronco de aquí te espero o darle naturales exquisitos a uno de esos toros mutilados, inválidos y bobalicones que ha engendrado el genio creador de esta asendereada galaxia?

Las mismas cuentas se haría Luis Francisco Esplá, que sustituía a Espartaco. A Espartaco le dio de súbito un flux -puede que al conocer el trato selectivo que iba a recibir el torero de la otra galaxia-, y se cayó del cartel.

Lo celebró la afición conspicua al enterarse, ya que Luis Francisco Esplá no será torero galáctico mas planetario sí, perteneciente al reducido y exclusivo grupo de los maestros lidiadores, que son igualmente punto y aparte. Y no defraudó; antes al contrario lidió seguro, banderilleó fácil, muleteó con oficio construyendo sendas faenas de escaso arte y bastante pundonor.

El arte vendría de la mano de José Tomás. De la mano izquierda en el tercer toro (con la derecha se aclaraba poco); de la mano derecha en el sexto (con la izquierda le faltó dominio y templanza). Hubo tandas de naturales en el tercero sencillamante extraordinarias, con su aditamento de pases de pecho, cambios de mano, trincherillas, molinetes invertidos y la inevitable ración de manoletinas. Hubo tandas de redondos en el sexto de una suavidad excelsa. Y todo con impecable ligazón. Nadie, absolutamente nadie del actual escalafón torea, manda, liga, con tanta naturalidad y pureza como José Tomás, Mesías prometido que dicen vino de otra galaxia a redimnir la fiesta.

Pero para redimir la fiesta con toros escachifollados no hace falta venir de otra galaxia. Desde Getafe hasta San Feliu de Guixols, desde Tarifa hasta Finisterre, hay suficientes toreros que, si es con esos toros, están dispuestos a hacer de redentores, a mitad de precio.

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