Discurso único

Desde la transición, en que Juan Goytisolo polemizara con Menéndez del Valle y Costa Morata en Triunfo, el Sáhara no ha sido un tema de debate en España, sino de adhesiones fervientes y apasionadas a un discurso único partidario de la independencia del territorio. La respuesta de Fernando Guijarro a mi artículo Sáhara y democracia en Marruecos es una muestra de ese discurso único que no hace avanzar un solo milímetro el estancamiento en que la cuestión se encuentra. No hablaba yo de "consolidar la ocupación de la ex colonia" para democratizar Marruecos, sino de llegar a esto último afrontando el tabú de que un referéndum implica la legitimidad de las dos posturas que han de dirimirse. En Marruecos cuesta trabajo admitirlo, pues no se ha preparado a la opinión pública para el día en que el Polisario deba y pueda hacer campaña previa al referéndum, pero tampoco nuestra opinión pública española está preparada para admitir como igualmente legítima la posición de los que defienden la reintegración a Marruecos.Me sorprende que el señor Guijarro quiera cerrar todo debate como "cosa ya juzgada", como si la historia no fuese un juicio permanente a la luz de documentos y datos nuevos. Me sorprende también su alusión al "aislamiento internacional" de Marruecos después del entierro de HassanII. Respecto a Caro Baroja, me remito a la figura 18 de su libro, en la que hace un continuo entre los paralelos 29 y 21 sin distinguir entre lo que se retrocedió en 1958 (al sur del río Draa, incluyedo la antigua Villa Bens) y lo que fue objeto del Tratado de Madrid de 1975. Le recordaría además que el río Nun está al sur de Ifni y que la frontera en litigio se encuentra más de doscientos kilómetros costa abajo.

Tema central de mi artículo era considerar que tabúes como el del Sáhara sirven de gran coartada para el no cambio en Marruecos. El recuerdo del caos en Timor Oriental de estos últimos días no debe servir para coartar la libre determinación de otros pueblos, pero nos demuetra, como señalaba Abraham Serfaty en 1994 en EL PAÍS, que "las preguntas del referéndum son demasiado absolutas, porque o se pierde o se gana todo".

Como este mismo sigue defendiendo, la resolución del conflicto sólo vendrá con "una solución negociada sin vencedor nivencido". El nuevo monarca marroquí conoce bien el tema, pues participó en las negociaciones con el Polisario hace unos años en Tánger. Si opta, como ha prometido, por el modelo de un Marruecos plural y democrático, cercano y amigo de Europa, en el que los saharauis compartan su destino en libertad y autonomía con los oriundos de otras regiones, puede brindar una solución de estabilidad y de futuro atractiva para una mayoría de los saharauis que han de pronunciarse en el referéndum.

Marruecos puede convencer ofreciendo un régimen democrático y moderno, decidido a eliminar las todavía lacerantes lacras del analfabetismo, miseria y corrupción. El Polisario, en cambio, no ha dejado de ser un partido único de otra hora en que se creía en las "únicas y legítimas" vanguardias.- .