Barak y Arafat se reúnen por sorpresa para la fase final del proceso de paz
El presidente de la Autoridad Palestina (AP), Yasir Arafat, y el primer ministro israelí, Ehud Barak, mantuvieron el jueves por la noche una reunión secreta e inesperada. Ésta tuvo lugar en el domicilio particular del jefe del Gobierno de Israel, a pocos kilómetros de Tel Aviv. Su fin: avanzar en las negociaciones sobre el proceso de paz. Tras hacerse pública esta reunión entre Arafat y Barak, la Casa Blanca anunció que el presidente de EEUU, Bill Clinton, se entrevistará el próximo día 23 en Washington con el líder palestino, Yasir Arafat.
La reunión entre Arafat y Clinton en la Casa Blanca será la primera desde que Israel comenzó a implantar el acuerdo revisado de Wye Plantation y es un espaldarazo a la discreta reunión de ayer entre Barak y el líder palestino para impulsar el proceso de paz.Con un sigilo absoluto, una total discreción y una reducida escolta personal, el presidente palestino y varios de sus principales colaboradores se desplazaron en la noche del jueves desde Ramalla -localidad autónoma de Cisjordania-, situada cerca de Jerusalén, hacia Tel Aviv. El recorrido, de menos de 70 kilómetros, tenía como objetivo acudir a una cita secreta con el primer ministro israelí, el laborista Ehud Barak, que había sido fijada en su domicilio particular en la localidad de Kochav Yair, a pocos kilómetros del norte de la antigua capital israelí, una zona especialmente custodiada en la que también residen un buen número de militares de alta graduación.
La inesperada reunión entre los dos dirigentes -que trataron sobre los obstáculos que se ciernen en la negociación sobre el estatuto final- ha tenido, sin embargo, sus víctimas políticas: el ministro de Exteriores israelí, David Levy (que ha perdido peso), estalló en cólera al saber de la existencia de la cita a primera hora de la mañana de ayer, cuando era entrevistado por las emisoras de radio que trataban de recabar su opinión sobre lo ocurrido.
"No he estado informado de la reunión", exclamó con sequedad el ministro. "Acabo de escuchar la noticia por la radio", dijo el jefe de la diplomacia israelí. Levy aprovechó las ondas para expresar públicamente su disgusto por el hecho de que una cita de estas características e importancia haya tenido lugar en secreto sin que nadie, ni siquiera el primer ministro, le hubiera informado.
La indignación de Levy llegó pronto al despacho del primer ministro Barak, quien se apresuró a telefonear personalmente a su ministro y ofrecerle todo tipo de disculpas. Barak le explicó que se se había tratado de un "fallo técnico", que imputó a un funcionario indeterminado de la presidencia, el que sin duda olvidó pasar el aviso. Las diplomáticas excusas de Barak no han logrado tranquilizar a su ministro, que se ha sentido de nuevo puenteado y relegado a un segundo plano en las negociaciones entre israelíes y palestinos, a pesar de que el 13 de septiembre, en el puesto fronterizo de Erez -entre Israel y Gaza-, tuvo el "excepcional honor" -según sus propias palabras- de presidir la delegación israelí que deberá discutir con los palestinos el estatuto final de los territorios autónomos, así como otros puntos pendientes del proceso de paz: el futuro de Jerusalén, las fronteras definitivas, los asentamientos judíos y el retorno de los refugiados palestinos.
La tempestad política abierta con este incidente en el seno del Gabinete de Barak, donde desde hace tiempo varios ministros se quejan del mal estilo del primer ministro, que consideran que gobierna el país de manera "excesivamente personal y dictatorial", no ha podido empañar la importancia del encuentro de Barak y Arafat, cuyo resultado fue calificado de "excelente", según los portavoces.
Barak y Arafat conversaron de manera distendida, en presencia de tres asesores palestinos y otros tantos israelíes, sobre diversos puntos en litigio y que están siendo tratados en las conversaciones sobre el estatuto final de los territorios palestinos, cuyas negociaciones oficiales se iniciaron el lunes y con los que se espera llegar a un acuerdo marco en febrero del año 2000 que sirva de base para redactar un tratado definitivo de paz en septiembre.
Éste es el tercer viaje oficial que Arafat efectúa a Israel. En noviembre de 1995 lo hizo por primera vez, cuando se trasladó hasta el domicilio del entonces primer ministro, Isaac Rabin, para entrevistarse con su esposa Leah y darle el pésame por el asesinato de su marido. Un año más tarde, Arafat volvió a Jerusalén para reunirse con el presidente de Israel, Ezer Weizman.
Pero al margen de estos desplazamientos excepcionales, Arafat tiene especial cuidado en no pisar territorio gobernado por Israel, y prefiere mantener todos los contactos oficiales en su propio territorio autónomo o en zona neutral, especialmente en el puesto fronterizo de Erez.
Antes de despedirse, Barak y Arafat se comprometieron a volver a entrevistarse, con el mismo estilo, en un intento titánico por avanzar hacia la paz.
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