"Con la Asamblea de Electos los vascos sabremos quiénes y cuántos somos"
Joseba Egibar (Andoain, Guipúzcoa, 1960) es el portavoz del PNV y el ariete de su partido en la tarea de pacificación en la que se han embarcado los peneuvistas. El joven dirigente asegura que la participación en la Asamblea de Electos que hoy se constituye en Bilbao es la misión más importante que tiene un munícipe nacionalista durante la legislatura.Pregunta. Al año de la firma del Acuerdo de Lizarra muestran especial interés en separar la relación de este pacto con el compromiso de sus firmantes en un proyecto de "construcción nacional". ¿Se debe a las recientes dificultades que han pasado?
Respuesta. Nosotros hemos diferenciado siempre los dos conceptos. Han sido el PSOE y el Gobierno español quienes se han esforzado en afirmar que Lizarra-Garazi es sinónimo de construcción nacional y de independencia. En la campaña de las autonómicas Felipe González dijo que se votaba independencia o Constitución. Lizarra es una propuesta de solución política y democrática a un conflicto. Otra cosa distinta es el proyecto de construcción nacional entre nacionalistas, para el que cada uno tiene su proyecto; el del PNV puede ser diferente al de EA y al de HB. Y esto es otra discusión. En realidad, Lizarra es un modelo Downing Street destinado a resolver un conflicto y cabe preguntarse si el Gobierno español está dispuesto a hacer la contribución que hizo John Major para habilitar el inicio de un proceso como fue declarar que, como primer ministro británico, iba a respetar lo que el pueblo norirlandés decidiera.
P. Pero los firmantes de Lizarra adquirieron el compromiso de impulsar conjuntamente la construcción de la nación vasca.
R. Fue un compromiso para buscar una solución pero, insisto, no existe un modelo definido de llegada. En realidad la Declaración de Lizarra empieza por afirmar que existe un problema político y, a partir de ahí, que hay que conversar para llegar a una solución. Se reconoce expresamente que, siendo tan distintas las concepciones que hay en este país sobre territorialidad, sujeto de soberanía, son éstas precisamente las cuestiones que hay que poner a discutir sobre la mesa. Por eso, Lizarra no sólo permite sino que quiere que se integren los partidos que tienen sensibilidad distinta a los nacionalistas.
P. ¿ Qué hay tras esta negativa del PSOE y PP a dialogar?
R. Se niegan a hablar porque no quieren afrontar el tema político ni reconocer que aquí existe un conflicto político. Eso les pasa porque tienen el depósito ideológico vacío y el estratégico es España, y punto. Aznar y Almunia, en lugar de correr una carrera alocada para entrar en La Moncloa pugnando en españolidad por el hecho vasco, deberían hacer una contribución al proceso de paz admitiendo que será respetado lo que los vascos decidan libre y democráticamente. ¿Qué es eso si no Stormont?
P. Pero no se da la misma situación, no es el irlandés un conflicto equiparable.
R. Claro. Aquél es muchísimo más duro. Pero, para el PP y el PSOE existe conflicto político en la medida en que media de distancia un continente o un océano. P. Aquí nadie ha declarado la guerra y la única que lo ha hecho ha sido ETA.
R. Bueno, bueno. ETA surgió hace 40 años y el conflicto vasco data ya de hace 170. ¿Por qué si no en la Constitución de 1978 hay una derogatoria segunda en la que se dice que quedan derogadas las leyes abolitorias? ¿Por qué la Constitución española en el tránsito a la democracia dice que queda derogada la ley abolitoria de los derechos de los territorios vascos? No se han restituido estos derechos, ni aquí ni en Navarra. Y éste es el conflicto: existe una discusión de fondo sobre si el pueblo vasco es sujeto de derechos o no. Ellos dicen que no, que la soberanía vasca queda subsumida en otra soberanía superior que es la española y ésta es precisamente la discusión. Su contribución debería ser el diálogo porque dicen ser demócratas.
P. ¿Para qué serviría el derecho de autodeterminación si se reconociera ahora?
R. El derecho de autodeterminación no es necesario ni únicamente sinónimo de independencia y, sin un proyecto concreto que lo desarrolle, es evanescente. ¿Qué es lo que ha decidido el pueblo vasco hoy por hoy? Que tiene un Estatuto de autonomía con una reserva de derechos y, además de esos derechos, dice que tiene que decidir libremente su futuro. Progresivamente la sociedad vasca definirá su futuro.
P. Pero si el modelo ya se está definiendo en cada elección.
R. No confundamos. El derecho de autodeterminación es libertad de movimientos, capacidad de decisión.
P. ¿Los vascos no tienen poder de decisión en este momento?
R. Para determinar hoy libremente nuestro futuro como suerte colectiva, no. Si no hemos sido capaces de rematar el Estatuto. P. ¿Cómo ha asumido el PNV internamente el giro que ha supuesto el pactar con HB en lugar de con el PSE-EE? R. Sinceramente, pienso que no hay giro. Es de la misma dimensión que lo que hizo el PNV cuando cambió el pacto con el PSOE por el del PP en cuanto éste llegó al Gobierno de Madrid. En el orden político todas las formaciones tienen su propio proyecto y el PNV sabe que para materializar sus objetivos tiene que pactar. Si tenemos que pactar con alguien de Madrid será con el que está en La Moncloa. Y aquí, igual. En la asamblea general que el PNV celebró en 1995 decidimos que nuestro objetivo prioritario era la paz. Hemos sido coherentes con ello. Nos hemos llevado una sorpresa porque no creíamos que esto se pudiera producir tal y como iban las cosas. Es una fórmula que hemos estado exponiendo a HB desde las conversaciones de 1991 y, en cuantas ocasiones hemos podido, también a ETA: el modelo pasa por responsabilizar a la sociedad vasca en protagonizar su futuro. Ahí no caben las armas, ni las imposiciones, son los partidos políticos.
P. Van a impulsar la "construcción nacional" entre los partidos nacionalistas con la Asamblea de Electos que constituyen hoy. ¿Qué utilidad va a tener?
R. Muchísima. Va a servir para que los vascos sepamos quiénes y cuántos somos, cómo estamos distribuidos geográfica y territorialmente; la economía que tenemos, la situación del euskera y cómo abordar conjuntamente los retos de futuro.
P. Todo eso se puede saber sin necesidad de crear una nueva institución, ¿no es eso un paripé?
R. Si yo fuera electo municipal, la Asamblea de Electos sería para mí la misión fundamental de la legislatura. Por vez primera en la historia de este país una acción concertada de [electos] municipales puede contribuir a niveles de concienciación con trabajos concretos en el orden cultural, económico...
P. Para eso ya hay organismos como las cámaras de comercio o instituciones, como los gobiernos autónomos, ¿para qué crear algo paralelo?
R. ¿En qué estorba una acción concertada de electos municipales? Sirve para trabajar en términos de identidad y habrá sobresaltos en pocos meses.
P. ¿En qué sentido?
R. Se va a trabajar en proyectos de identificación, como el diagnóstico de Euskal Herria en cuanto al análisis de su población y el conocimiento a fondo de sus tres ámbitos administrativos. Y en otro orden de cosas, por ejemplo, el Gobierno vasco no puede actuar en Navarra ni para poner una antena de ETB. Y si tres ayuntamientos de aquí deciden habilitar presupuesto para construir en Iparralde [el País Vasco francés] una ikastola [escuela vasca] teniendo en cuenta la situación del euskera allí, ¿es o no una contribución?
P. ¿Cuál es el marco de diálogo más apropiado. ¿Cree válido el diálogo ETA-Gobierno?
R. En la Declaración de Lizarra decimos que estamos dispuestos a participar en cuantos foros sean útiles. Creo que el Gobierno y ETA tienen que hablar, y no digo más. Que ellos elijan el foro, el método y la discreción debida.
P. ¿De qué tienen que dialogar?
R. De las cuestiones que les conciernen; las cuestiones políticas las dilucidan quienes ostentan la representación del voto popular. ETA ha dicho que no va a hablar de política con el Gobierno español. En el comunicado en el que confirmaba la única conversación que han tenido, reconoce que su planteamiento fue preguntar a sus interlocutores si el Gobierno estaba dispuesto a respetar el proceso habilitado en la sociedad vasca. Por tanto, si tenemos que dilucidarlo los partidos, sentémonos. Yo no me siento representado por ETA en ninguna cuestión política y el PNV ya dijo que no le va a deber nada porque deje la lucha armada.
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