El huracán Floyd causa siete muertos y deja sin luz a más de un millón de estadounidenses
Tras haber sido el miércoles benigno con Florida, el huracán Floyd sembró ayer de muerte y destrucción las costas de Carolina del Norte y se encaminó hacia Virginia, la ciudad de Washington, Maryland y Nueva York. Aunque el huracán había perdido ayer parte de su vigor inicial y se transformaba en tormenta tropical, su contacto con zonas pobladas fue demoledor. Murieron más de media docena de personas, y otro millón y medio se quedó sin electricidad en Virginia y las dos Carolinas. El presidente Bill Clinton anunció ayer una ayuda de urgencia de 528 millones de dólares (84.500 millones de pesetas).
Desde Savannah (Georgia) a Nueva York, pasando por Washington, Baltimore y Filadelfia, todas las escuelas de la costa atlántica fueron cerradas ayer por orden de las autoridades locales y estatales. También numerosos lugares de trabajo públicos y privados, incluido el Congreso de EEUU. El estado oficial de emergencia regía en la capital estadounidense y en la gran manzana. Incluso Boston se preparaba para recibir hoy el impacto del temporal.En la costa atlántica de EEUU, millones de personas pasaban la jornada atrincheradas en sus casas, con las reservas de agua, alimentos, velas y pilas compradas el día anterior. Caían lluvias feroces y rachas de viento de velocidad entre los 100 kilómetros y 150 kilómetros por hora confirmaban el peso del Floyd.
El huracán entró en contacto con el continente a la altura del cabo Fear, unos cuarenta kilómetros al sur de Wilmington (Carolina del Norte). Sus vientos alcanzaron allí una velocidad de 180 kilómetros por hora. De inmediato, calles y carreteras se convirtieron en intransitables a causa del agua y los árboles caídos por doquier. "Estamos sufriendo daños terribles, decenas de millares de personas han perdido sus hogares", declaró James Hunt, gobernador de Carolina del Norte. Varios pequeños tornados sacudieron ese Estado.
El Floyd, afortunadamente, no golpeó Carolina con la fuerza que tenía hace dos días, cuando sobrevolaba las islas Bahamas. Pero su extensión era enorme, cubría al mismo tiempo varios Estados, y su empuje seguía siendo devastador. Hasta el punto de que una persona murió en Edgecombe (Carolina del Norte) cuando su vehículo fue levantado como si fuera un papel por el viento y estrellado contra otro que circulaba en dirección contraria.
A primera hora de la tarde estadounidense, las autoridades ya cifraban en siete el número de víctimas mortales del temporal, la mayoría en accidentes de tráfico. Y si los daños humanos no eran más elevados, era porque unos tres millones de ciudadanos habían abandonado las zonas costeras desde Florida a Maryland, en la mayor evacuación de la historia norteamericana.
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