Los mineros de MRT bloquean por segundo día el vertedero de Nerva

Los trabajadores de Minas de Riotinto Sociedad Anónima Laboral (MRT-SAL), que bloquean desde el lunes con maquinaria pesada los accesos al depósito de residuos tóxicos y peligrosos de Nerva (Huelva), intensificaron ayer las movilizaciones para exigir a la Junta de Andalucía y al Gobierno central que libere, "de inmediato", las subvenciones de 1.500 y 1.000 millones prometidas. El delegado del Gobierno andaluz en Huelva, Juan Ceada (PSOE), aseguró ayer que la UE ha exigido a la sociedad laboral nuevos documentos que demuestren que la ayuda económica hará viable a la empresa. La dirección de Complejo Medioambiental de Andalucía (CMA), la empresa que gestiona la planta de residuos, se ha dado un plazo de dos días antes de denunciar a MRT en el juzgado de Valverde del Camino y obligar al desalojo de los mineros. La empresa minera se encuentra en suspensión de pagos y soporta una deuda de 9.000 millones. "No nos marcharemos de aquí con las manos vacías", gritaba uno de los 300 mineros que, sentado en una silla de playa y a la sombra de un enorme camión de 170.000 kilos, impedía la entrada de vehículos al depósito. En los arcenes de la vía permanecieron ayer una treintena de camiones cargados con vertidos. "Nosotros somos los primeros perjudicados, porque no ganamos un duro aquí parados", explicó indignado un camionero de Valencia. Los mineros utilizaron ayer, además, tres máquinas pesadas para impedir el tráfico rodado en la A-476, que circunvala Nerva, lo que obligó a la Guardia Civil a establecer, hasta las dos de la tarde, rutas alternativas. Los trabajadores, que decidieron retirar esos camiones de la vía, entablaron una fuerte discusión con la Guardia Civil, a la que acusaron de fotografiar a los conductores. Finalmente, tras la mediación del presidente del comité de empresa, Ricardo Gallego, de Comisiones Obreras, la discusión no llegó a más. Mientras, en las puertas del depósito de vertidos continúan atravesadas tres excavadoras y otros dos camiones "como medida permanente de presión", según el dirigente de CC OO.