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Sanidad dejará de analizar el agua de las piscinas comunitarias privadas y se limitará a inspeccionarlas

El Departamento de Sanidad no va a dedicar más recursos públicos a velar por la calidad del agua de las piscinas privadas de uso colectivo, que en Euskadi suponen el 30% de las 300 instalaciones comunitarias existentes dedicadas al baño. En breve elaborará un decreto obligando a los propietarios de las piscinas privadas a contratar los servicios de un laboratorio que se encargue de los análisis del agua, algo que hasta ahora realizaba Sanidad. Los técnicos de la Dirección de Salud Pública se limitarán a realizar inspecciones sorpresa y podrán cerrar las instalaciones cuyo agua no pase el control.

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Hasta ahora Sanidad no discriminaba entre las piscinas públicas y las privadas comunitarias, entre las que se incluyen las de urbanizaciones con más de veinte viviendas. Sin embargo, Salud Pública ha encontrado que ese servicio gratuito interfiere en el control que debe efectuar sobre los alimentos, que requiere de más intensidad en verano, y ha decidido suprimirlo para las instalaciones de baño privadas. "El control de los alimentos tiene mayor prioridad. El número de piscinas crece cada año y eso nos colapsa la analítica alimentaria", explica el director de Salud Pública, Luis González de Galdeano. Al fin y al cabo, "tener una piscina de uso privado es un lujo y por lo tanto sus propietarios deben asumir todos los gastos", dice. El Gobierno sólo se encargará a partir de ahora de la supervisión. "De vez en cuando Salud Pública hará una inspección periódica y por sorpresa. Los propietarios tendrán que disponer de un libro de registro en el que podremos controlar si siguen las pautas de vigilancia que deben realizar", indicó González de Galdeano. El control analítico del agua es una de las funciones que desarrolla Salud Pública dentro de su programa de vigilancia sanitaria de las piscinas. El responsable de Sanidad Ambiental de la dirección de Salud Pública, Gonzalo Trincado, señala que la finalidad de este programa es que las piscinas dispongan de unas condiciones higiénico-sanitarias correctas, tanto en lo que se refiere al agua de baño, como al entorno y las instalaciones anexas, los sistemas de tratamiento y el nivel de mantenimiento. Salud Pública inspecciona las instalaciones antes de su apertura anual (en el caso de las piscinas descubiertas) y entrega un libro de registro por cada una de los vasos con que cuenta la instalación.En él deben los responsables del centro anotar los resultados del autocontrol que deben realizar diariamente de los niveles de cloro. El control periódico que hasta este año realiza Sanidad correrá también por su cuenta en adelante.

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