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Los socialdemócratas alemanes sufren una nueva humillación en las regionales de Turingia

Pilar Bonet

El Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), el eje vertebrador del Gobierno federal, sufrió ayer una tremenda derrota en las elecciones regionales en el Estado federado de Turingia (en el este del país), mientras sus alcaldes de Renania del Norte-Westfalia (oeste) veían temblar los sillones en los que han estado sólidamente asentados durante varias décadas. El ambiente de funeral que reinaba anoche en el SPD contrastaba con la euforia de la Unión Cristiana Democrática (CDU) menos de un año después del relevo en el poder central entre los dos grandes partidos.

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La humillación para el partido gobernante se completaba con una primicia histórica: por primera vez, el Partido del Socialismo Democrático (PDS), el movimiento político de los ex comunistas de la antigua República Democrática Alemana (RDA), se situaba por encima de los socialdemócratas en unas elecciones regionales. Los dirigentes del SPD reconocían anoche el desastre y, con rostro grave, anunciaban a los ciudadanos que continuarían con su política de austeridad, aunque ésta sea impopular, porque la línea iniciada necesita, en su opinión, tiempo para dar fruto. Tanto los líderes federales como los derrotados candidatos regionales coincidían en señalar que la causa de la derrota hay que buscarla principalmente en la política central del partido, es decir, en el programa del canciller Gerhard Schröder.

Los resultados oficiales proporcionaban anoche a la CDU la mayoría absoluta, con un 51% de los votos y 49 escaños (8,4 puntos por encima de 1994 y siete asientos más). Este resultado, el mejor de su historia desde la reunificación alemana, permitirá al líder democristiano, Bernhard Vogel, formar Gobierno en solitario y prescindir de la coalición que ha existido durante cinco años con los socialdemócratas en ese land.

El SPD obtuvo un 18,5% de los votos y 18 representantes (11,1 puntos menos que en 1994 y 11 escaños menos). Los excomunistas de la RDA lograron un 21,4% y 18 asientos (4,8 puntos más que en las elecciones anteriores y cuatro diputados más). Ni Los Verdes, que se quedaron en un insignificante 1,7%, ni los liberales, con un 1,1% , pudieron entrar en el Parlamento regional. Fuera de la Cámara se quedaron también los partidos de extrema derecha, con resultados igualmente escasos, pero superiores a los de Los Verdes y los liberales: la Unión del Pueblo Alemán (DVU) logró un 3,1% de los votos. La participación electoral fue del 59,9%, la más baja desde las elecciones de 1990.

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En Renania del Norte-Westfalia, el land más densamente poblado de Alemania, donde habían sido convocadas a las urnas más de 13 millones de personas, la participación fue igualmente escasa y se quedó en torno al 50%, según los primeros resultados provisionales. El avance de la CDU, con un 50,2% frente al 33,8% del SPD -los primeros suben un 9,9% y los segundos bajan un 8,5%-, era un fenómeno constatable, aunque en muchas de las grandes ciudades de la cuenca del Ruhr, base tradicional de poder de los socialdemócratas, la suerte se decidirá en nuevas elecciones dentro de 15 días entre los dos candidatos finalistas, que no lograron la mayoría absoluta. En el frente occidental, la píldora más dolorosa de tragar para Schröder es el resultado de las elecciones para la alcaldía de Colonia, donde el candidato democristiano Harry Blum consiguió el 48,1% de los votos, mientras los socialdemócratas, que habían retirado al suyo, se quedaron con el 14% de los sufragios, y confirmaron la pérdida de una alcaldía en la que estaban aposentados desde hacía 43 años. En Colonia se producirá una nueva votación entre Blum y la candidata verde, que logró el 31,2% de los votos.

En Bonn, la alcaldesa socialdemócrata, Bärbel Dieckmann, luchaba anoche, con un 46,7% de los votos, con el candidato democristiano, Helmut Stahl, que le pisaba los talones con el 46%. En Dormunt, el aspirante de la CDU, Volker Geers, consiguió un 45,6% de los sufragios y se situó por delante de su rival del SPD, que logró un 42,19%.

Al secretario general del SPD, Franz Müntefering, le correspondió la dura tarea de reconocer ayer la derrota. "No resulta fácil encajar el fracaso, pero la política emprendida por el Gobierno es la correcta y no hay alternativa", dijo Müntefering. "Necesitamos más tiempo", afirmó.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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