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Vuelve el eurooptimismo

El Ecofin confirma el despegue económico de la UE y postula a Maystadt para el BEI

Xavier Vidal-Folch

ENVIADO ESPECIALVuelve el eurooptimismo, los buenos augurios sobre el euro. El Consejo de Ministros de Economía y Finanzas (Ecofin) de la Unión Europea (UE), reunido este fin de semana en el puerto finlandés de Turku, lanzó un mensaje de satisfacción porque el ritmo de crecimiento económico despeja recientes dudas, el déficit está controlado y la inflación apenas inquieta. También llegaron a un acuerdo secreto para nombrar al belga Phillipe Maystadt nuevo presidente del Banco Europeo de Inversiones (BEI).

Abrió el fuego, tanto en el Grupo Euro-11 (los países de la moneda única) como en el propio Ecofin, el comisario de Asuntos Monetarios, Yves-Thibault de Silguy, en la que era su última cita con los ministros, antes de ceder la antorcha al español Pedro Solbes. Constató la recuperación económica -aunque sin alharacas- de los últimos meses, especialmente en los países que más dudas planteaban, como Alemania y Francia; asumió las previsiones del Gobierno italiano, según las cuales el déficit para este año apenas superará lo previsto, y minusvaloró las incipientes tensiones inflacionistas, que apuntan sobre todo en los países de coyuntura más expansiva como España y Portugal.

Traducido a cifras, todo eso significa que el crecimiento económico de los Once para este año superará al menos ligeramente el 2,2% previsto en la pasada primavera. Aunque se supere en sólo una décima, ya será mucho, porque desde entonces han proliferado las profecías según las cuales habría que revisar los pronósticos a la baja.

Para el 2000 se alcanzará un 2,7%. La recuperación de las locomotoras alemana y francesa, dos de las economías que más sufrieron las consecuencias de la crisis internacional del año pasado (Japón, Rusia, América Latina) son las causas de este nuevo optimismo.

Las nuevas previsiones sobre el déficit italiano ofrecidas por VincenzoVisco confirmaron el optimismo reinante. La previsión es que, frente al desbalance fiscal del 2,4% que se temía, el resultado final del año "se acercará más al 2%" comprometido. "Todos los países están cumpliendo bien su programa de estabilidad", concluyó De Silguy, para quien "las bases del crecimiento sostenido están sólidamente asentadas".

Los ecofines se enzarzaron en una discusión sobre cómo distribuir los beneficios de este crecimiento, si dedicarlos a reducir la carga impositiva o afectarlos a acelerar la reducción del déficit público. Concluyeron en un ecléctico y ambiguo "ambas cosas" y en la combinación que más convenga a cada Gobierno. El español Rodrigo Rato fardó de que "el ejemplo español es suficientemente ilustrativo" de cómo "se pueden combinar" ambos objetivos, y nadie recordó que en España ha aumentado la presión fiscal. Estimulados por una bonanza económica sin aspavientos, los ministros se plantearon abreviar el periodo de "doble circulación" del euro y las monedas nacionales en él integradas a sólo dos meses, en vez de a seis, así como dos nuevos proyectos, la creación a largo plazo de una entidad única encargada de la supervisión prudencial de las finanzas privadas en la zona euro y de un organismo que gestione de forma coordinada las emisiones de deuda pública de los Once.

Pacto secreto

Los Quince acordaron en secreto el nombramiento de su exhomólogo belga Philippe Maystadt como próximo presidente del Banco Europeo de Inversiones (BEI), frente a la candidatura del portugués Víctor Constancio.Ambos son exministros de Economía, pero el belga, más reciente y conocido por el actual Ecofin. Se le respeta mucho. Tenía muchos números para izarse con el cargo de comisario de Asuntos Monetarios, pero el desastre electoral de su partido democristiano en Bélgica le arrinconó, con lo que se ha suscitado la paradoja de que Solbes, a quien se ofrecía inicialmente el BEI, y Maystadt, el próximo presidente del banco, siguen destinos invertidos. Constancio, actual vicepresidente de la banca privada portuguesa BPI, es también un hombre muy respetado, pero menos conocido. El secreto al que se conjuraron los ecofines para el nombramiento de Maystadt con el consiguiente descarte de Constancio se debe a su voluntad de evitar una bofetada pública al Gobierno de Lisboa antes de las inminentes elecciones del 10 de octubre.

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