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Un calendario electoral pendiente de la crisis del Cáucaso

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Durante meses se ha especulado con que una crisis en el Cáucaso daría a Borís Yeltsin el pretexto para proclamar el estado de emergencia, suspender las elecciones y conservar el poder más allá del término de su segundo mandato, en julio. El domingo, 2.000 guerrilleros invadieron Daguestán. Tres días más tarde, un presunto atentado venía a ilustrar que ese conflicto puede llegar a Moscú. Si Yeltsin buscaba un pretexto, ya lo tiene. Los periódicos rusos se hacen eco estos días de otra posibilidad: que Yeltsin dimita, tal vez el día 19, que las elecciones se adelanten al 19 de diciembre (para coincidir con las legislativas) y que Putin, máxima esperanza de inmunidad para el líder del Kremlin y su entorno, aumente sus posibilidades de ser elegido al ejercer de presidente interino. Eso pondría en situación difícil a Luzhkov, forzado a elegir entre la reelección como alcalde o su candidatura a la presidencia. Si elige la segunda, y pierde, se quedaría sin nada. Ayer, el diputado comunista Víktor Iliujin pidió a Luzhkov que, si aprecia en algo la vida de los moscovitas, se olvide de concurrir a las legislativas con su grupo Otechestvo (Patria), que, curiosamente, es la principal amenaza a la hegemonía comunista en la Duma.

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