Pujol apuesta por el continuismo y coloca a sus consejeros más fieles en puestos destacados

Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) ha apostado por el continuismo a la hora de confeccionar su candidatura por Barcelona para las próximas elecciones autonómicas, que encabezará Jordi Pujol por última vez. Entre los nueve primeros puestos están cuatro consejeros, entre ellos el virtual sucesor del presidente, el responsable de Economía de la Generalitat, Artur Mas, que irá de numero dos. Uno de los considerados fichajes estrella, el economista Andreu Mas-Colell, figura en el décimo lugar, por detrás de la primera mujer de la lista, Joaquima Alemany.

El partido de Pujol todavía no ha cerrado definitivamente las listas, existen demasiados candidatos para los puestos con garantía de elección, unos 30 escaños según las últimas encuestas. Hasta el propio secretario de organización de CDC, Felip Puig, ha tenido que renunciar a presentarse ante tal aglomeración. Tras más de dos horas de reunión, la ejecutiva convergente decidió ayer celebrar otra asamblea el domingo para ultimar la confección de la candidatura por Barcelona. Hay descontento entre los parlamentarios que no repetirán pero sobre todo entre los distintos responsables territoriales de la provincia de Barcelona que aspiraban a una candidatura más equilibrada. Todo sigue igual. Convergència quiere asegurarse una amplia mayoría en las elecciones del 17 de octubre y ha preferido el continuismo colocando en los primeros puestos a caras conocidas por los electores. Así, mantiene a consejeros tan puestos en entredicho políticamente como el de Bienestar Social, Antoni Comas, o el de Cultura, Joan Maria Pujals, autor de la polémica ley del catalán y que tuvo un duro enfrentamiento con el director teatral, Josep Maria Flotats. Incluso repite, pero en el puesto 25, el parlamentario Jaume Camps, que aparece en los papeles de Javier de la Rosa por haber cobrado diversos cheques procedentes de los fondos de KIO.

La decisión de que el consejero de Economía, Artur Mas, ocupe el segundo puesto le afianza como el virtual sucesor de Pujol a la vez que le garantiza el apoyo mayoritario de la dirección de Convergència. El consejero de Presidencia, Xavier Trias, figura en el cuarto lugar, aunque tendrá que dimitir dentro de tres meses porque encabezará la lista de CiU por Barcelona en las próximas elecciones generales.

La principal novedad de la lista es el independiente Andreu Mas-Colell, que ha ejercido como comisionado de las universidades catalanas. Mas-Colell, economista de profesión, procede ideológicamente de la izquierda y había militado en el PSUC. Después de permanecer varios años como catedrático en Estados Unidos, regresó a Cataluña y Jordi Pujol le nombró comisionado de universidades. También se incorpora el centrista Antoni Fernández-Teixidó, uno de los dirigentes catalanes del CDS de Adolfo Suárez.

La primera mujer figura en el noveno lugar, Joaquima Alemany, presidenta del Instituto Catalán de la Mujer. En el número 11 figura Maria Eugenia Cuenca, que había sido consejera de Gobernación.

Diada de Cataluña

En la mayoría de ayuntamientos de Cataluña ondeará hoy solamente la bandera catalana con motivo de la celebración del Onze de Setembre, Diada nacional. Los consistorios se sumarán así a la campaña Un país, una bandera, que desde hace siete años se promociona en Cataluña. En los últimos años, el 58% de los ayuntamientos catalanes ha puesto sólo la senyera, el 11% no ha colocado ninguna, y el 31%, entre los que figuran todas las ciudades con más población, la española y la catalana.

El presidente de la Generalitat de Cataluña, Jordi Pujol, pronunció ayer un mensaje institucional con varias frases con doble intención política pero con un común denominador: Cataluña vive uno de los mejores momentos de su historia y ha de aprovecharlo para seguir mejorando en un futuro. Sin una sola referencia a las elecciones del 17 de octubre, Pujol insta a los catalanes a conseguir un "país más alto", palabras que ya utilizó cuando disolvió el Parlament desde la cumbre del Aneto, e insiste en que los cambios de siglo no han de significar obligatoriamente "modificaciones radicales".