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Reportaje:

Los mosquitos invaden Nueva York

Helicópteros y camiones fumigan la ciudad al detectarse una epidemia deencefalitis provocada por los insectos.

Hace unos meses, una controvertida película de Hollywood imaginó Nueva York en estado de sitio como consecuencia de una campaña terrorista promovida por integristas musulmanes. Antes de eso, la Gran Manzana había sido brutalmente sacudida en la gran pantalla por el monstruoso Godzilla. Y muchísimo antes, cuando el cine todavía era en blanco y negro, por el entrañable King Kong. Imaginar la metrópolis más vibrante del planeta en situación de emergencia es, sin duda, un recurso fácil y de éxito seguro para cualquier escritor o guionista. Pero la realidad, a veces, es más prosaica. Nueva York, según anunció ayer su alcalde Rudolph Giuliani, va a ser completamente fumigada desde helicópteros y camiones para combatir una plaga que ya se ha cobrado tres vidas y que podría seguir extendiéndose.

Pero no son terroristas ni extraterrestres ni monstruos románticos los que andan detrás de la plaga, sino mosquitos, nubes de insectos zancudos, traídos por la humedad y las lluvias tormentosas del huracán Dennis, que están haciendo la vida insoportable a los neoyorquinos, y que podrían estar detrás de los casos ya registrados de la denominada encefalitis de Saint Louis.

"Vamos a fumigar la ciudad por completo, empezando por Queens, la zona más afectada, y actuando luego sobre los otros cuatro distritos", dijo ayer Giuliani en una conferencia de prensa convocada con carácter urgente. La campaña, planeada por el alcalde republicano con el vigor y el rigor de una operación militar, durará varias semanas. "Según la información que tenemos", dijo Giuliani, "cabe la posibilidad de que si no fumigamos todo Nueva York, la cosa pueda empezar de nuevo".

Tras un verano de sequía como no se conocía en décadas, Nueva York, al igual que Boston, Filadelfia, Washington, Baltimore y todas las ciudades de la costa occidental de EE UU, ha conocido en las últimas dos semanas insoportables niveles de humedad y fuertes lluvias tormentosas. Son los coletazos del huracán Dennis, que se paseaba por las aguas del Atlántico. Eso ha provocado en la Gran Manzana un extraño ambiente tropical, en el que han germinado nubes devastadoras de mosquitos de los tipos aedes, culex y anofeles, emigrados desde las marismas y pantanos del sur del país.

Tres neoyorquinos, todos vecinos de Queens y de más de 80 años de edad, han fallecido desde el pasado 2 de septiembre como consecuencia de la encefalitis de Saint Louis, llamada así porque apareció por primera vez en esa ciudad en el año 1933. Esa encefalitis, transmitida por los picotazos de mosquitos, es una infección viral que afecta al cerebro y causa una gran debilidad y fuertes fiebres y delirios. Si afecta a personas de poca salud, la infección puede provocar la muerte. Además de los tres fallecidos, otras nueve personas permanecen ingresadas en hospitales neoyorquinos, víctimas de la encefalitis de Saint Louis. Todas son vecinas de Queens, menos una, que reside en Brooklyn. Y según informó ayer Neal Cohen, comisario de Salud de la metrópolis, hay otras 58 personas bajo vigilancia.

Si en un primer momento las autoridades adoptaron la política de tranquilizar a la ciudadanía afirmando que la cosa no era grave, la persistencia y posible extensión del problema les ha llevado a declarar el estado de guerra contra los mosquitos.

Giuliani informó ayer que su Pentágono particular, los responsables sanitarios, creen que lo más sensato es fumigar la ciudad entera con malathion, un producto que, aseguran, no es dañino para las personas, los animales domésticos y las plantas, pero sí definitivo para los mosquitos. "Hay un riesgo que pesa sobre una población de varios millones de personas, y lo mejor es erradicarlo enérgicamente", dice Roger Nasci, entomólogo.

Los empleados municipales usarán, en principio, tres helicópteros y seis camiones para rociar de insecticida la ciudad. De hecho, comenzaron a trabajar anoche en Queens y seguirán por Brooklyn y el Bronx. Manhattan, informó el alcalde, será fumigada desde camiones, así que los equipos de televisión no podrán grabar a los helicópteros luchando contra los insectos alrededor del Empire State Building, el escenario de la última batalla de King Kong.

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