Grecia pierde la esperanza de encontrar más supervivientes

La lluvia que cae sobre Atenas complica la existencia de decenas de miles de personas que se han echado a la calle por temor a un nuevo gran terremoto. El Gobierno griego trata de convencerles para que regresen a sus casas, pero le gente demanda el reparto urgente de tiendas de campaña. Se han sucedido las escenas de tensión entre la policía y los sin techo. La alcadía de la capital carece del material adecuado; sólo dispone de 1.000 tiendas, cinco veces menos de las necesarias. Mientras, la esperanza de salvar más vidas disminuye. Las últimas voces que se escuchaban bajo los escombros de la fábrica del barrio de Nea Metamorphisi se apagaron ayer. Evi Vassilopoulos fue la última superviviente rescatada por los equipos llegados desde Francia. Le debe la vida a los perros adiestrados que localizaron su presencia.

El Ministerio de Salud admite que permanecen desaparecidas 45 personas. No quedan esperanzas de sacarles con vida. La cifra de muertos se eleva a 88 y la de heridos supera los 1.600, de los cuales 280 están hospitalizados. Pero el mayor impacto no cabe en las estadísticas: el pánico de la población a un nuevo seísmo. Las numerosas réplicas que suelen suceder a un terremoto fuerte recuerdan que el peligro no ha pasado aún.