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28 marroquíes en una patera a la deriva se salvan con una llamada de un móvil al 092

Carlos E. Cué

Asustados porque su pequeña embarcación iba a la deriva en medio del Estrecho de Gibraltar, 28 inmigrantes que trataban de alcanzar en la madrugada de ayer las costas españolas sacaron un teléfono móvil y llamaron al 092, el número de la policía local, para que les rescatasen. Recibieron la llamada los municipales de Cádiz, y el rescate lo llevó a cabo la Guardia Civil de Ceuta. La patera estaba a unas cinco millas del puerto ceutí y tenía el motor estropeado, por lo que iba a la deriva en medio de fuertes corrientes. Los marroquíes fueron rescatados y expulsados a su país.

Eran las 2.20 de la madrugada del jueves. Los 28 marroquíes que viajaban en una pequeña patera de seis metros de eslora y dos de manga estaban ya bastante cerca de alcanzar su destino: casi con toda seguridad alguna playa entre Algeciras y Tarifa, lugar habitual de atraque de las pateras. Pero algo comenzó a fallar en el motor. Hasta que se paró. La embarcación comenzó entonces a navegar sin rumbo, a la deriva, en medio de la oscuridad total y las fuertes corrientes del Estrecho de Gibraltar. Los inmigrantes comenzaron a asustarse, y pensaron que la única solución que les quedaba para no morir ahogados era la de avisar a la Guardia Civil para que viniera a rescatarlos. De esta manera, se aseguraban la expulsión de España, pero conservaban sus vidas para poder volver a probar fortuna en otra ocasión.

Sacaron un teléfono móvil que llevaba uno de ellos, y marcaron un número: 092. El sistema automático les puso en contacto con la policía local de la ciudad de Cádiz. Allí estaba Martín Vila, un guardia de 45 años, junto a Isabel Jiménez.

"Ayuda, ayuda"

Al principio no entendían nada. La persona que había al otro lado del teléfono sólo chapurreaba español, y estaba muy nerviosa. Sólo alcanzaba a decir: "Ayuda, ayuda, patera enfrente de Gibraltar". De fondo se oían los gritos histéricos de sus compañeros, pero Vila no entendía qué decían porque hablaban en árabe "o algo así". El guardia trataba de tranquilizar al inmigrante sobre todo para que le explicase el lugar en el que se encontraba la patera. Pero justo cuando se estaban empezando a entender, la llamada se cortó. Poco después, volvieron a llamar. Entonces, algo más tranquilos, le explicaron más o menos donde se encontraban, y le dijeron que estaban quemando un remo para que la Guardia Civil los pudiese ver. "Pero no seáis brutos", les dijo el guardia, "vais a quemar la patera". No llegaron a ese extremo, pero el remo sí que ardió. Hablar era muy difícil, no sólo por la diferencia de idioma, sino sobre todo porque soplaba un fuerte viento de Levante que retumbaba en el teléfono y hacía zozobrar la embarcación.

La conversación se cortó de nuevo. Vila no había logrado su objetivo, que era conseguir el número del móvil de los inmigrantes para localizarlos, pero tenía una idea aproximada de donde estaban. Con esos datos, llamó al centro de Coordinación y Salvamento Marítimo, situado en Tarifa.

Allí decidieron que debían avisar a la Guardia Civil de Ceuta para que rescataran a los inmigrantes. En realidad, la patera estaba prácticamente a medio camino entre las dos comandancias de la zona, Algeciras y Ceuta, pero en esta última ciudad la expulsión de inmigrantes se realiza de una manera automática, casi sin necesidad de trámites.

Una patrullera de la Guardia Civil de Ceuta, orientada desde Tarifa, acudió a rescatar a los marroquíes de una muerte casi segura. Cuando los alcanzaron, los tripulantes de la patera comenzaron a hacer señales de socorro. Incluso llegaron a prender un trapo para que les pudieran localizar.

La patrullera remolcó luego la nave hasta el puerto de Ceuta. Los inmigrantes que viajaban en la patera son 28, todos marroquíes de entre 20 y 45 años, y proceden de las ciudades de Beni Mellal, Mequinez, Tetuán y Fez.

Los detenidos fueron trasladados a las dependencias de la Guardia Civil de Ceuta. De forma casi automática, como sucede cada vez que se localiza una patera, se les expulsó a Marruecos cumpliendo con la Ley de Extranjería. Pero al menos les queda la posibilidad de volver a intentarlo.

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