"Van tranquilos porque hay vuelta"

La despedida de sus suegros y su regreso a casa un mes después -intercalado con varias visitas a la residencia- se ha convertido en una tradición veraniega para Mirentxu Kortajarena y su familia. "Se van tranquilos porque saben que es con vuelta", asegura esta mujer en referencia a la partida anual de los padres de su marido. Tienen 93 y 96 años. Kortajarena no ahorra alabanzas al describir la experiencia. Sobre todo para su cuñada, quien convive con esta pareja de ancianos durante el resto del año. La primera vez que se trasladaron a un asilo durante un mes de verano fue hace "cuatro o cinco años". La primera mudanza siempre es dura pero la promesa de que habrá regreso les tranquiliza. "Van entendiendo que su hija está al borde...". Sin concluir la frase, Kortajarena deja claro que considera imprescindible que su cuñada disponga de un mes al año para recargar pilas. "Ella vuelve con otro ánimo", indica. El pasado 1 de septiembre el matrimonio volvió a casa a reencontrarse la familia tras pasar todo agosto en una residencia vizcaína. Su nuera cuenta que la única pega que ponen es en el asunto de las comidas, aunque puntualiza que en casa comen como quien dice a la carta. De todos modos apunta: "No han perdido ni un gramo, tienen un aspecto estupendo". Como el asilo del año pasado les gustó, este año pidieron repetir. Y así ha sido. Kortajarena añade que la estancia temporal es perfectamente compatible con el tratamiento que su suegra debe seguir por un problema de circulación. Cada vez que tenía cita con el médico le trasladaban desde el asilo hasta el hospital.