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El 'euroescéptico' del equipo de Prodi se convierte al 'euroentusiasmo'

Xavier Vidal-Folch

Donde dije digo, digo Diego. Un bochornoso espectáculo de cinismo se produjo ayer en el Parlamento Europeo cuando el aspirante a comisario de Fiscalidad, el holandés Frits Bolkenstein, trocó todas sus posturas euroescépticas en un euroentusiasmo casi federal, durante la antepenúltima audiencia de los miembros de la Comisión encabezada por Romano Prodi antes de su investidura. Dos botones de muestra: "El paro europeo es un desastre causado por el hombre y la armonización fiscal no haría sino generalizar esta epidemia", declaró Bolkenstein el pasado mayo a The Economist. "La armonización fiscal es necesaria en el marco del mercado interior", defendió ayer. "Rechazo el ideal federalista, la supresión del voto por unanimidad sería un error", afirmó en 1996. "La fiscalidad por mayoría cualificada es imposible ahora; habría que cambiar el Tratado; cuando oigo la palabra euroescéptico pienso en gente como Michael Portillo o Charles Pasqua y puedo decir que no tengo nada en común con sus ideas sobre Europa", sostuvo ayer.

Pero lo peor fue la impunidad intelectual que utilizó para justificar sus contradicciones. Sus anteriores declaraciones "deben ser consideradas a la luz del debate nacional", mientras que ahora está en la arena europea, arguyó.

Los Verdes estaban que trinaban. Y el grupo grande más suceptible de ponerle en apuros, el socialista, extremó la cortesía con que regala a Prodi. "No sé si es sincero, pero hemos de creer lo que dice", se limitó a comentar el socialista Hannes Swoboda para anunciar su "sí, sin entusiasmo".

Con más decencia y soltura, el ex ministro conservador francés Michel Barnier (Política Regional, Conferencia Intergubernamental o CIG), explicó su salto desde la defensa de sus posturas nacionales en la preparación del Tratado de Amsterdam a un europeísmo más ortodoxo reconociendo: "Es cierto que he tenido opiniones diferentes, pero no me disculpo por mi pasado, estaba en una situación distinta a la que estoy ahora".

Reforma ambiciosa

Barnier reclamó que la próxima CIG emprenda una reforma "ambiciosa" del Tratado, que aborde no sólo lo previsto (número de comisarios, ponderación del voto, paso a la mayoría cualificada) sino asuntos como la política de Defensa y la elaboración de una verdadera Constitución europea, para lo que postuló la complicidad de la Cámara y el Ejecutivo. También el presidente Prodi emitió un comunicado propugnando "relaciones estrechas y estables" entre Parlamento y Comisión, y asegurando que está "estudiando con cuidado" las reivindicaciones que los principales grupos de la Cámara le plantearon la semana pasada. Hoy, tras la última comparecencia de los aspirantes -la del vicepresidente Neil Kinnock-, se reunirá con los líderes de los grupos parlamentarios para ligar la mayonesa de la investidura del próximo día 15.

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