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TERROR EN TIMOR ORIENTAL

El Ejército no está dispuesto a dejar Timor a los independentistas

La representante portuguesa en Yakarta, Ana Gomes, explicaba hace unos días que en la consulta celebrada en Timor Oriental "no sólo estaba en juego el futuro de la isla, sino el futuro de la democracia en Indonesia. Está en juego que los militares acepten su subordinación al poder civil". No le faltaba razón. La actuación de un poderoso sector del Ejército para impedir la independencia del territorio, manejando a su antojo la actividad de las milicias paramilitares, constituye en la práctica una insurrección frente al poder del presidente Yusuf Habibie, que ha demostrado su absoluta incapacidad para garantizar la seguridad en la ex colonia portuguesa. Hombre de transición que alcanzó el poder a la sombra de Suharto, el actual presidente de Indonesia ha tratado de estabilizar un difícil proceso hacia la democracia, rodeado de un Ejército fiel al dictador y que, a la vista de los resultados, no obedece las órdenes del poder civil. Inmersa en una gravísima crisis económica y padeciendo una oleada de conflictos étnicos y religiosos, alguno de ellos de carácter separatista, Indonesia atraviesa una delicada situación que provoca serias dudas sobre una transición hacia la democracia sin convulsiones.

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"No aceptarán el resultado"

El gobernador de Timor Oriental durante 10 años, Mario Carrascãlo, refugiado en Lisboa, predecía que los militares no aceptarían el resultado de la consulta e "intentarán todo" para evitar su futura independencia. "Tienen", decía, "muchos intereses allí, incluida la familia Suharto, que cuenta con el apoyo del Ejército. Expropiaron ilegalmente millares de hectáreas que explotan en cafetales y se cuenta que tienen algunas plantaciones de droga, aunque no lo tengo confirmado. El Gobierno está en manos de los militares y no hay que olvidar que sus ministros proceden de la dictadura". James Dunn, ex cónsul de Australia en Dili hasta 1975 y uno de los pocos observadores internacionales que permanecen en la isla, afirmó ayer que la oleada de violencia desatada por las milicias proindonesias constituye "una operación cuidadosamente diseñada por altos mandos del Ejército, desde el área occidental de Timor, contra el presidente Habibie". Sorprendentemente, en otro punto de Dili, el ministro de Defensa y jefe de las Fuerzas Armadas indonesias, general Wiranto, aseguró ayer que "no hay problemas en la capital ni pistoleros por las calles". Informaciones no confirmadas oficialmente aseguraban ayer que al citado general no le dejaron entrar en Dili. Los militares que controlan el territorio le recibieron en el aeropuerto, le informaron de la situación y tuvo que regresar a Yakarta inmediatamente.

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