Decibelios de película
Del cine mudo al atronador. Cineastas y anunciantes se han lanzado en una carrera para conseguir la atención del público. La tecnología digital es una de sus armas: permite unos efectos sonoros sin precedentes y, sobre todo, sin distorsión. Eso sí, a costa del tímpano del espectador. Un informe de la British Standar Institution publicado por el diario británico The Guardian advierte de que muchas películas sobrepasan el límite de decibelios recomendable para el oído. El récord más atronador lo ostenta Armaggedon. La película protagonizada por Bruce Willis alcanza los 110 decibelios en el momento culminante.
"Cuanto más volumen, mayor recaudación. La gente quiere espectacularidad", dice Jaime Puig, representante de Dolby en España, una empresa que controla la calidad del audio en las películas. La estrategia consiste en aumentar el volumen para mantener la atención.
"El oído humano tiene un umbral funcional que va de 0 a 70 decibelios. A partir de los 70 es una conversación alta. Si se sobrepasan los 85 empieza el umbral del dolor. Es subliminal: el espectador no va a salir con el oído atronado. Lo va a sentir a la larga", explica el doctor José Bengio, un especialista en otorrinolaringología.
De las otras películas, que según el informe superan los 100 decibelios en algunas escenas -como Arma Letal 4 y Godzilla-, sólo una se proyecta en las pantallas españolas en la actualidad: La amenaza fantasma, de George Lucas. Según Samuel Suárez, director de producción de Fox, la distribuidora de la película, en este filme Lucas ha cuidado personalmente la cinta del sonido. Así, los diálogos se han grabado a un nivel y los efectos especiales y la banda sonora a otro, para potenciarlos. "Lo que ocurre", dice, "es que las salas siempre tienen la posibilidad de jugar con el volumen".
Este dato lo corrobora Yossef Bouddihi, jefe de cabina de proyección de los cines Kinépolis de Madrid, donde este filme se proyecta en cinco salas. "En España hay una regla por la que el volumen se debe poner en un nivel 5,5, lo que equivale a 55 o 60 decibelios. Pero en La amenaza fantasma, he decidido personalmente ponerlo a 6,5 [80 o 90 decibelios] en algunas salas y he llegado a 7 en la sala más grande. Es un ruido que no molesta y no he tenido quejas hasta el momento".
Al salir del cine los mayores, los niños y las personas con problemas de oído son quienes más han sufrido. Aunque no lo perciban, según los expertos, se corre el riesgo de pérdida de audición. También puede provocar falta de concentración, agresividad, atontamiento e intranquilidad: los típicos síntomas del estrés.
La legislación española establece que en los puestos de trabajo en los que se superen los 85 decibelios deberán suministrarse protectores auditivos. No hay una norma que regule lo mismo para los lugares de ocio, como cines y discotecas. Es el cliente quien se expone voluntariamente al ruido ensordecedor y, además, lo demanda.
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