Las autoridades tratan de averiguar por qué el avión argentino no despegó

Las autoridades argentinas intentaban ayer establecer las causas del accidente de aviación ocurrido el pasado martes en el aeropuerto Jorge Newbery, de Buenos Aires, en el que fallecieron 64 pasajeros de un avión que se precipitó al suelo durante la maniobra de despegue. Mientras, se prolonga la angustia de los familiares de las víctimas, la mayoría de las cuales no han podido ser identificadas.De los 64 cadáveres que se acumulan en el depósito de cadáveres judicial de Buenos Aires sólo 12 habían sido identificados por sus familiares hasta la noche del miércoles. La mayoría de los cuerpos quedaron completamente carbonizados o mutilados por la explosión que destrozó al avión Boeing 737 de la empresa Líneas Aéreas Privadas Argentinas (LAPA) que se salió de los límites del aeropuerto, cruzó una concurrida avenida, donde aplastó a un par de automóviles y se detuvo contra una elevación del terreno en el campo de golf colindante.

Las autoridades informaron de que en muchos casos será necesarios hacer análisis de ADN para lograr las identificaciones, trámite que puede prolongar la ansiedad de los familiares todavía durante algunos días más. Ayer, 16 viajeros continuaban hospitalizados con heridas de diversa gravedad.

Cuando se produjo el accidente, 100 personas se encontraban a bordo de la aeronave, 95 pasajeros y cinco tripulantes. El juez federal encargado de la investigación del accidente, Gustavo Literas, no descartó la posibilidad de que hubiera más cadáveres entre las piezas dispersas del avión, pero los equipos de rescate no han informado de nuevos hallazgos.

Pájaros en la pista

El presidente de LAPA, Andrés Deutsch, negó que técnicos de la empresa hubieran efectuado trabajos sobre una de las turbinas del avión momentos antes del despegue y, por el contrario, dijo que su experiencia de piloto le lleva a pensar que la tragedia fue causada por la invasión de bandadas de pájaros en los motores.

Esta hipótesis ha sido puesta en duda por distintos expertos, quienes esperan conocer los resultados del la investigación abierta por la Junta Nacional de Investigaciones de Accidentes Aéreos y de las pesquisas del juez Literas. El magistrado tiene en su poder la caja negra en la que están registradas las últimas conversaciones mantenidas en la cabina del avión por el comandante de la aeronave y sus copilotos, cuyas cadáveres fueron encontrados el pasado miércoles dentro del fuselaje. Las autoridades sospechan que ahí puede estar la respuesta a la pregunta de por qué el avión no logró levantar vuelo y tampoco fue frenado a tiempo por los pilotos.

Para colaborar con la investigación la empresa Boeing, que construyó el aparato siniestrado en 1970, enviará a un grupo de técnicos a Buenos Aires, según anunció el portavoz de la firma en Argentina, Fernando Vivanco.

El presidente del organismo de Control de Aeropuertos, Rodolfo Barra, aseguró tras una reunión en la Casa de Gobierno que en 48 horas podrán conocerse las causas de la catástrofe.

La mayoría de los familiares de las víctimas han viajado a la capital argentina desde la ciudad de Córdoba, que debía ser el destino final del vuelo. Allí, han tenido que deambular por hospitales, comisarías y oficinas para conseguir información sobre el paradero de sus seres queridos.

Durante toda la jornada del miércoles numerosas personas lloraban desconsolodamente ante la certeza de que amigos o familiares habían perdido la vida, mientras otras lloraban de alegría y celebraban milagros de supervivencia. El presidente argentino, Carlos Menem, declaró una jornada de duelo y los principales candidatos a la Presidencia del país coincidieron en interrumpir por 48 horas la campaña abierta con miras a las elecciones generales del 24 de octubre próximo.