Albright presiona a israelíes y palestinos para que firmen hoy mismo un nuevo acuerdo de paz
La secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, llegó ayer a Alejandría (Egipto) para tratar de presionar a Israel y a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y lograr que se firme el acuerdo que desbloquee el proceso de paz tras ocho meses de estancamiento. Las diferencias se centran en el número de presos palestinos que el Gobierno de Ehud Barak liberará en virtud del acuerdo. El Gobierno egipcio y el estadounidense confían en que hoy, o a lo sumo en unos días, se logre un plan consensuado para aplicar los acuerdos de Wye. A última hora de ayer, Albright se reunía con Barak en Jerusalén.
A primera hora de la madrugada de hoy, un dirigente egipcio, que no quiso identificarse, aseguraba que el acuerdo se firmará a lo largo del día en la ciudad de Sharm el-Sheikh, a orillas del mar Rojo. Pero los nervios y las amenazas se prodigaron durante toda la jornada de ayer en Gaza, Israel y Alejandría. "Es lógico que conforme la negociación se acerca al final, ambas partes demuestren a sus respectivos ciudadanos que están, en el caso de Arafat [el presidente de la ANP], luchando por lograr el mejor acuerdo, y, en el caso de Israel, asegurándose de que sus intereses serán protegidos", explicaba en Alejandría un alto funcionario del Departamento de Estado norteamericano. Las conversaciones se producen ahora a varias bandas y no en una mesa.Ayer, poco antes de que Albright llegara a Alejandría, Arafat se reunía con el presidente egipcio, Hosni Mubarak, quien después recibió a la diplomática estadounidense. Al salir de la reunión, Albright confesaba que también había hablado con el primer ministro israelí, Ehud Barak, y que también tenía prevista una reunión con el dirigente palestino. "Estados Unidos y Egipto pueden ayudar, pero es a los implicados [ANP e Israel] a los que les corresponde tomar decisiones difíciles", insistió Albright.
Un último paso
Los diplomáticos que tratan de facilitar el camino insistían en que el acuerdo está cerca, pero que falta dar el último paso. Lo dijo el ministro egipcio de Asuntos Exteriores, Amr Mousa: "Es posible que el acuerdo sea firmado en las próximas horas o días. Nosotros estamos preparados". Lo repitió el enviado especial de la Unión Europea para Oriente Próximo, Miguel Ángel Moratinos: "Entre todos estamos empujando. El acuerdo está muy cerca, pero no acaba de cerrarse (...). Esta oportunidad de conseguir un acuerdo que haga avanzar la paz no se puede perder".
Y lo ratificó uno de los ayudantes de Albright: "Es normal que haya altibajos antes de llegar al final, pero confiamos en que las partes, después de haber recorrido un camino tan largo, lleguen a un acuerdo final". Todos empujaban en la misma dirección, y mientras las partes jugaban al ratón y al gato. Arafat, al llegar a Alejandría desde Holanda -donde suspendió una gira oficial- llamó a los negociadores palestinos que se han sentado frente a los israelíes en Jerusalén durante las conversaciones para indicarles que viajaran a Egipto. Poco después, un responsable de la ANP informó que Arafat canceló la orden y les indicó que no volaran a Alejandría hasta que la delegación israelí lo hiciera.
Mientras, el ministro israelí para Jerusalén, Haim Ramon, advirtió de que Barak no "irá a Alejandría a negociar". "Las negociaciones han acabado. Nuestra posición está muy clara, sólo esperamos la respuesta palestina", explicó el ministro. Y la respuesta que espera Israel es la referida a la liberación de presos palestinos. Barak ha ofrecido dejar en libertad a 356 presos, mientras que la ANP insiste en reclamar la salida de 400. Los 44 de la discordia, según diversas fuentes, han militado en grupos radicales como Hamas y en las facciones más extremistas de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).
Ramon fue claro en este punto: la ANP debe aceptar la oferta israelí o ajustarse a la letra del acuerdo firmado en Wye Plantation, lo que supondría "que no más de 100 palestinos serían liberados".
Los diplomáticos de Estados Unidos tratan de quitar importancia a las diferencias entre palestinos e israelíes, e insisten en que son parte del juego de las negociaciones. También quieren pasar a un segundo plano, como "facilitadores" del acuerdo. "Sería bonito que se celebrara una ceremonia de firma, pero no es algo que nos agobie", volvió a explicar el ayudante de Albright.
Mientras la diplomacia actúa, las armas no callan en el sur de Líbano. Después de que el miércoles murieran cinco personas en bombardeos y enfrentamientos, ayer la aviación israelí volvió a atacar posiciones de la guerrilla libanesa Hezbolá. La muerte de dos civiles libaneses en el ataque del proisraelí Ejército del Sur de Líbano (ESL) a la aldea de Lebaya -situada al norte de la franja ocupada por Israel desde 1979- hace temer a los militares israelíes nuevas acciones de Hezbolá. Por eso pidieron ayer a los habitantes del norte de Israel que sigan en los refugios.
El ministro de Información libanés, Anuar el Jalil, responsabilizó ayer a Tel Aviv de esta escalada de agresiones. Los israelíes "actúan así cada vez que hay visitas importantes a la región", en referencia a la gira de Albright que comenzó en la mañana de ayer en Egipto y que por la noche ya la conducía camino de Israel, los Territorios Autónomos Palestinos y Jordania.
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