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Budweiser retira 5,7 millones de botellas en 12 países europeos por un defecto en la tapa

La mayoría de los envases, fabricados en Madrid, se han distribuido en España

La compañía estadounidense Budweiser, la cervecera que más vende en todo el mundo, anunció ayer que retirará del mercado de 12 países europeos alrededor de 5,7 millones de botellas defectuosas -el 6% de su producción anual en Europa- fabricadas por una empresa de Madrid y otra de Portugal, y rellenadas en Barcelona. El fallo está en el pico de la botella. Un error en la fabricación de los moldes provocó un desajuste entre el envase y el tapón desenroscable, lo que, en ocasiones, provoca que el vidrio se rompa en las manos del consumidor al ser abierta la botella.

El hecho puede colocar a Budweiser en una situación sumamente incómoda. Sobre todo porque ocurre apenas dos meses después de que el gigante de los refrescos, Coca-Cola, sufriera la peor crisis de su historia europea al enfermar unas 100 personas en junio pasado tras beber uno de sus productos en Francia -donde el Gobierno inmovilizó 50 millones de latas- y Bélgica.La compañía cervecera, de momento, no quiere hablar del tema. "No puedo evaluar lo que ocurrió con Coca Cola, sólo puedo esperar que nuestros clientes sigan confiando en nosotros, ya que el problema está localizado y en vías de solución", declaró ayer a EL PAÍS William McNulty, vicepresidente para Europa de Anheuser-Busch, el grupo que controla Budweiser.

Las botellas a retirar (de las marcas Budweiser y Bud) no tienen más de dos meses en el mercado y, de los 5,7 millones de envases defectuosos, unos 3,2 millones corresponden a botellas distribuidas en España. La empresa intentará localizar al mayor número de bares e intermediarios mayoristas, a quienes reemplazará los envases defectuosos por otros en buen estado.

Los primeros indicios del problema llegaron a la central europea de Budweiser, en Bruselas, en febrero pasado. Dos denuncias de consumidores españoles, a quienes se les había roto la botella de vidrio cuando intentaban abrirlas, llevaron a la empresa a extremar los controles de calidad en las plantas de sus proveedores de vidrio -las empresas Vicasa, de Madrid, y Barbosa Almeda, de Portugal-, pero en ese momento no pudieron detectar la raíz del fallo. Las botellas son rellenadas en la planta que posee la cervecera catalana Damm en Barcelona, "pero el problema no se encuentra allí", aseguró McNulty. "El fallo se produjo en los envases, no en el producto, que siempre mantuvo los estándares de calidad deseados".

Moldes más anchos

El aumento de las protestas llegó a mediados de agosto, cuando la cantidad de demandas llegó a la decena y esta vez no sólo españolas, sino también en Francia. Budweiser volvió a revisar el proceso de producción de los envases y descubrió un desajuste -del grosor de un cabello- en la máquina que realiza los moldes de las botellas. Los picos de los envases (de 33cl, popularmente llamados tercios, y de 25cl) eran un poco más anchos de lo que debían, lo que provocaba que, en algunas ocasiones, la botella se rompiera al intentar abrirla. McNulty reconoció que el problema está todavía "en vías de resolución".

Los países en los que serán retiradas las botellas son, además de España y Francia, Portugal, Dinamarca, Suecia, Chipre, Malta, Bélgica, Holanda, Letonia, Alemania y Suiza. En Irlanda, Grecia, Italia y el Reino Unido el proveedor del cristal es otro.

Budweiser vende actualmente en España unas 45 millones de botellas al año, lo que si bien representa el triple de lo que lograba comercializar hace cinco años, apenas araña el 0,5% del total de todas las cervezas que se venden cada año en el país. Budweiser es, en todo el mundo, el buque insignia de otras 13 marcas de cerveza, de las cuales en España sólo se comercializan la principal y, en una proporción muy pequeña, Bud.

El grupo Anheuser-Busch llegó a España en 1988 y controló, durante algunos años, la panificadora Bimbo (a través de la cual comenzó a importar sus marcas de cerveza), que abandonó hace un tiempo, y mantiene una participación en el parque temático Port Aventura, en Salou (Tarragona), del que llegó a tener el 20% de las acciones, que vendió posteriormente a quien es hoy el accionista mayoritario, La Caixa.

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