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Teresa Berganza seguirá en los escenarios hasta que el color de su voz se apague

Lejos del divismo del que hacen gala artistas con mucho menor pedigrí, Teresa Berganza demostró ayer en San Sebastián la misma exquisitez de trato que transmite su magnífica voz. La mezzzosoprano madrileña no eludió ni una sóla de las preguntas y dejó bien claro que es una persona que vive de lo que hace y no del pasado. Que no es poco a tenor de su bagaje. Considerada como la mejor intérprete de Mozart y Rossini, Berganza relegó al olvido todas las interpretaciones anteriores de Carmen, de Bizet y ha actuado con los más grandes maestros de la música como Karajan, Klemperer, Solti, Baremboin, Abbado o Maazel. Ella sabe muy bien que el color de su voz puede ir apagándose. A sus espaldas lleva una carrera de 42 años. "Yo quiero ser aplaudida por lo que soy y no por lo que fuí", señaló tajante. "No quiero dar pena. De momento, mientras mi voz responda, seguiré cantando porque será ella la que diga cuándo llega el momento de la retirada". La mezzosoprano, que hizo gala de una elegancia que se ha ganado a pulso luciendo un impecable conjunto veraniego, precisó de esta forma unas declaraciones suyas publicadas hace un par de meses en las que sugería su posible retirada de los escenarios. "Espero que ustedes tengan buen oído y me interpreten bien. Estoy más cerca de la retirada que cuando debuté". ¿Ese momento está próximo? "Es imposible predecir el momento del adiós. Muchas veces, incluso cuando tenía 30 años, hubo ocasiones en las que pensé que no podía cantar más. Sin embargo, sigo aquí y pienso que todavía habrá Berganza para rato". Un disco de los sesenta Por si hubiera alguien que no había captado el mensaje, Berganza se apresuró a esbozar un proyecto que supondría un salto enorme en su carrera. "Quiero grabar un disco con canciones modernas de los años 50 y 60, en el que incluiría temas de Domenico Modugno, Barbra Streisand, boleros y composiciones brasileñas". Todo un reto para una voz como la suya que, a diferencia de muchos de sus colegas que se dedican exclusivamente a la ópera, le permite abordar muchos géneros. La madrileña fue desgranando sus proyectos. Acaba de iniciarse como profesora en la Escuela Superior de Música Reina Sofía, una labor que considera de "gran interés", aunque difícil de compaginar con su carrera. Pero le ha hecho meditar sobre su futuro. Cuarenta años de trabajo no se los puede llevar sin compartirlos con quienes empiezan ahora. "Se lo tengo que entregar a los jóvenes, a los cantantes que necesitan de conocimientos". Como ocurrió con la soprano navarra María Bayo, una de las cantantes que recibió en los primeros pasos de su carrera las enseñanzas y consejos de Teresa Berganza. La mezzosoprano ofrecerá mañana en San Sebastián un concierto en el que interpretará piezas de Joseph Haydn, Rossini, Reinaldo Hahn, Enrique Granados y Manuel de Falla, acompañada por su pianista, Juan Antonio Alvarez Parejo. El recital, para el que no quedan entradas, despedirá el programa de la Quincena en el Victoria Eugenia, que se prepara para ser reformado.

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