Comparecencia televisiva

Temiendo que la rebelión de los congresistas tenga como principal meta convencer al mundo de que el actual Gobierno arremete contra la democracia y las libertades para destruirlas y establecer un régimen totalitario, Hugo Chávez pronunció un discurso por televisión para salir al paso y para proclamar que la Asamblea Constituyente hace lo que debe: depurar los poderes del Estado y preparar una nueva Constitución. "Todo esto [la convocatoria y los disturbios de ayer] lo hacen para que todo el mundo lo vea", acusó.La comparecencia no fue en solitario. Chávez trató de demostrar que los poderes legislativo y judicial están ahí, pese a los decretos de emergencia judicial y legislativa que los ha reducido a la mínima expresión. Le acompañaban el presidente interino de la Corte Suprema de Justicia, el magistrado Ivan Rincón, el presidente del Congreso, el militar retirado Luis Dávila, su compañero de asonada en febrero de 1992, y el presidente de la Cámara de Diputados, el democristiano Henrique Capriles.

"Aquí no estamos para destruir el Estado, sino para construirlo, para arreglar lo que han destrozado las cúpulas de los partidos". Chávez puso en boca de un dirigente opositor, cuyo nombre no citó, esta frase. "Ojala tuviéramos un muerto". "Claro, para acusar a Chávez de tirano, de asesino", dijo el presidente, quien añadió que los opositores "están bordeando hechos que pudieran lamentar, lanzando a los cuatro vientos que aquí hay una tiranía".